El primer espada del cartel, el mexicano Alfredo Ríos “El Conde”, confirmó la alternativa con un buen Graciliano al que realizó una aceptable labor con capote, banderillas y muleta, sin alcanzar la cuota que merecía la calidad del astado. El exceso de muletazos lo cerró con un pinchazo, una estocada, sonó un aviso, y se acostó el toro que fue aplaudido en el arrastre. Al cuarto, otro buen toro, le realizó una faena sosa, jugando con rapidez el engaño y remató el trasteo, que merecía otro relumbrón, de una estocada. Y saludó desde el tercio porque sí.

 

El utrerano Luis Vilches  se encontró con el segundo, de salida corretón, que fue bien banderilleado por Juan Carlos de Alba. La faena tuvo un buen son torero sobre ambas manos con el único defecto de realizarla recorriendo medio ruedo en vez de en un solo terreno. Acabó atacando con el brazo suelto de dos pinchazos, sonó un aviso, media estocada atravesada y cuatro descabellos. Hubo pitos. El quinto embestía derrotando con la cara alta. La faena resultó larga sin cuajar y lo remató de dos pinchazos y estocada.

 

Eduardo Gallo realizó una faena larga al buen tercero, anotando buenos pases. Tras un pinchazo sin soltar dejó una estocada, sonó un aviso y se echó el toro. El sexto, sin fijeza en la embestida y con la cara arriba, derrotó en banderillas y llegó al último tercio propiciando un trasteo intermitente del diestro salmantino, intercalando muletazos de buena factura. Acabó de estocada trasera perdiendo la muleta en el embroque y remató con el descabello.

 

A través de la lidia de los seis toros no vimos hacer quites para lucimiento de los diestros.