Lupita López abrió la puerta grande del coso texcocano por haber cortado una oreja en cada ejemplar… poca cosa puede mostrar este detalle estadístico, no así para los que tuvimos el placer de atestiguar, la inenarrable frescura y estentóreo sentimiento, del toreo de capa de esta hermosa mujer yucateca; nos ha dejado pasmados tan pronto ha saludado con cadenciosas verónicas llenas de ritmo, como si se tratara de una hermosa sonata, haciendo gala de la armonía y transmitiendo esa mágica pero contundente belleza. No obstante, no acabaría ahí En Texcoco… Puerta Grande  para Lupita Lópezese exquisito muestrario de gracia con la capichuela que ya había subyugado a la asistencia, vino entonces un quite solemne, grandilocuente, preciso y expuesto por fregolinas, que combinó, en el encoré, con una caleserina y una revolera, y entonces, la modesta asistencia que apenas llenaría el cuarto del aforo del coso, se levantó a ovacionarla, porque su apasionada entrega había inundado de absoluta grandeza, a los espíritus de los diletantes taurinos.

La faena con la muleta no pudo guardar la misma intensidad, no porque la hermosa yucateca no quisiera, sino porque el que no tuvo con qué… fue el toro de doña Magdalena González, al igual que sus hermanos que se lidiaron en el festejo, tuvieron un simple suspiro de casta y una efímera bravura, lo que se advirtió desde su comparecencia en el caballo, al siempre intentar quitarse la vara para salir del encuentro.

Así, aparecieron episodios con algunas series, sobre todo con la mano diestra, que nos regocijaron, pero no se consolidaron la faena como se hubiera deseado, porque Lupita tiene ese incendiario fuego de la pasión que arrebata y trasciende a los tendidos. Un espadazo entero y a lucir la primera oreja.

Nuevamente, en su segundo, un quite por gaoneras… como Dios manda, el farol para dar paso al quite como lo inventó el inmenso don Rodolfo, que le salió ni pintado, para con la tela roja, una faena de mucha insistencia, para extraerle pases a ese bovino, que su fugaz casta apenas y le permitió embestir. Otro espadazo, y otra oreja que le abrió de par en par… la puerta grande. Bien por Lupita López a la que merced a la solidez de su arte siempre veremos con sumo placer.


Otra delicia, inequívocamente se afirma, resulta el ver torear, fundamentalmente con la muleta, a
Maripaz Vega. En verdad se goza cómo se van sumando las series, poderosamente consumadas, en donde el temple, el buen gusto, la técnica, el aguante, el dominio y la ortodoxia, se conjuntan para recrear al paladar del exigente taurino. Dos faenas con dos toros… también de una casta y bravura que pasaron y no dejaron huella, pero que en el recuerdo inmediato si queda la magnífica comparecencia de tan magnífica torera. Quizá pudo haber aparecido la desilusión con ese lote que le correspondió, y sin embargo, eso es lo que menos interesó a la malagueña, adelantándose siempre a las intenciones de sus toros, extrajo series que fueron de irremediable intensas, porque cuando se enfrenta a toros tan complicados, y el torero, en este caso… la TORERA, así con letras mayúsculas, domina todo, es una grata experiencia que ahí quedó. Cortó la oreja de su primero, y escuchó dos avisos antes de finiquitar a su enemigo que hizo cuarto, y si no hubiera estado tan mal con el acero en este ejemplar, seguramente habría paseado otra oreja, por la valía indiscutible de su faena con ese complicadísimo astado, pero no queda ninguna duda de que en donde la anuncien se tiene que pasar lista de presente para disfrutar de su toreo. Doña Hilda Tenorio… nos han reclamado que le digamos Hildita, porque a decir de quien elevó la protesta, la minimizamos, lo que evidentemente… no es verdad; porque una cosa es el cariño y el respeto con el que nos dirigimos a doña Hilda, y otra cosa es minimizar a un torero.

 

En definitiva, un periodista no minimiza… a nadie, son los hechos taurinos, los que acaban no sólo minimizando sino borrando del panorama taurino. Y, nuevamente… doña Hilda ha estado francamente mal. Sí, entendemos que tuvo que sortear con el viento, pero no sólo ella, sino sus compañeras también transitaron por esa problemática, y entre la actitud que hubo por parte de sus alternantes del cartel y la que mostró la moreliana, existió un abismo. Le vimos tan extraviada, con un toreo por piernas… sin poder asentar las zapatillas, en ocasiones angustiada, sin un plan ni estructura de cómo resolver el reto que estaba en el redondel. Cuando salió su primero apenas intentaba lancearlo, se resbaló y se descordó, teniendo que ser apuntillado, para correr el turno, enfrentar al que iba en quinto sitio, y sólo enseñar una mar de dudas. ¿Qué le pasa a doña Hilda si podía con todo? A su segundo, en medio de tal desolación, sólo le pudo consumar una serie buena de tres pases con la diestra y uno de pecho, y hasta ahí. No… no entendemos qué le está ocurriendo a esta torera michoacana, pero algo y de inmediato debe de hacer para recuperar el paso ascendente que llevaba, porque tiene cualidades con qué hacerlo, por lo pronto, de nueva cuenta se le fueron por delante y ella quedó en vacío en medio del nada edificante fracaso.

 

 

Maripaz Vega: Oreja y ovación tras aviso.
Hilda Tenorio: Silencio en ambos.
Lupita López: Oreja y oreja.

Detalles:
Lupita López sale por la puerta Grande.
En el tercero de la tarde tras parear espléndidamente se desmonteró en el tercio
Adolfo Sánchez.