Ante una entrada que llega a las tres cuartas partes del aforo de la Monumental Plaza de Toros México, unas 42 mil personas, se ha dado inicio a la Temporada Grande del coso titular de México, lidiándose un encierro manso, soso y débil, de San Isidro, muy justo de presencia, teniéndose que devolver el primero de Enrique Ponce porque al parecer del público era impresentable. Se regalaron dos ejemplares más de esta misma vacada en la misma tesitura de comportamiento.

 

Enrique Ponce: Pitos, oreja y saludó en el tercio.

Arturo Saldívar: Palmas, dos orejas y dos orejas y rabo.

Diego Silveti: Silencio en ambos.

 

Detalles:

La Porra Libre al inicio del festejo dio la vuelta acompañado de toreros, ganadero, subalternos y monosabios, gritando y auxiliados de una pancarta que decía: ¡TOROS SÍ!

Diego Silveti confirmó alternativa con Rey David, con el que tuvo una faena dealtibajos.

Se despidió el subalterno de confianza de Ponce, de apellido Tejero.

 

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Una gran bocanada de aire renovador, de vital oxígeno, es lo que se ha ofrecido esta tarde en el gran coso de Insurgentes, en su presentación, Arturo Saldívar, su frescura contrastó con la vejez taurina de Ponce, y su sinceridad y naturalidad con las estentóreas poses de Diego que anda deambulando entre la personalidad de su inolvidable padre, la de José Tomás, sin encontrar a Diego. Es justamente por ello, que Arturo, este sí… el Rey Arturo, impactó conquistando irremediablemente al gran público que hizo un entradón y fue conducido a la sublime locura por la solidez del arte del talentoso joven Saldívar.

 

Había demostrado con su manso y peligroso primero, sus elogiables sitio y oficio, al extraerle pase de sumo mérito, en donde hizo gala con las dos manos de mando, dominio y sentimiento. Gozamos en sus tres faenas de una seguridad a raudales, había que verle que bien plantados tenía los pies en la arena y en cada pase sólo reponía lo necesario, para dar pasos de interminable belleza, que fueron constituyendo épicos momentos escultóricos, que levantaron de sus asientos a todos los convocados.

 

Era una alegría interminable, por el gusto de conocer de viva presencia, lo que ya habíamos anunciado en su devenir en su campaña española, un joven con un gran potencial que en cada tarde promete todo, y acaba cumpliéndolo.

 

La exposición, como todo artista, estuvo plena de sinceridad, de honestidad… ¡vamos de una auténtica realidad!, porque Arturo, no tiene que buscar ni las absurdas poses ni la estética de relumbrón, ni el toreo de rodillazos ni el fácil pero reprobable manipuleo de las masas, porque posee el argumento imbatible de sus cualidades que son apoyadas por su indómito espíritu.

 

Sin con el primero se le escapó con la espada una oreja, con su segundo reivindicaría el hecho al cortar dos orejas que le abrieron de par en par la puerta grande del coso titular de México, que ya lo había consolidado como nuestro más sólido joven torero; pero… si ese pero que en ocasiones es fastidioso, en esta fue un alarde de grandeza, y decidió regalar un ejemplar más, con el que consumó otra faena de ritmo, cadencia y armonía, que condujo a los espíritus de los diletantes taurinos a lo sublime, y ahí fue todo, porque tras la rúbrica con el acero, ha recibido por exigencia popular los máximos trofeos, y con ellos, el documento que da fe taurina como inminente figura del toreo.

 

En este marco… en este contundente y luminoso marco que escribió Arturo Saldívar, poco se puede decir del señor Ponce que… no conozcamos ya todos, faenas bonitas, estéticas, su ya conocida poncina. Sí gráciles estampas con esas poses que buscan por encima de todo la estética, y cosa curiosa, aunque hoy ha estado mejor que antes, y por momentos a buen número causó grata impresión… el renuevo generacional ya está aquí, y eso ha estado en la persona de Arturo Saldívar, que avasalló a todo lo que estuvo en esta tarde.

 

¡Vamos! Avasalló a todo, hasta la confirmación de la alternativa de Diego Silveti, que lamentablemente para él, no dejó nada digno que apuntar para la posteridad, y es momento, de detenerse, sí de hacer un examen de autocrítica, y buscar como ser más él mismo… más Diego Silveti, para sólo ser él mismo, y así recomenzar un camino bajo su propia ayuda y necesaria consolidación. Esta tarde… no pasó nada, y eso es un hecho contundente.