Al comienzo del festejo se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento del matador de toros sevillano Pepín Martín Vázquez.

 

El colombiano Sergio Blanco se le vio en la faena al primero citando con el pico de la muleta y fuera de cacho en un trasteo desligado que acabó de dos estocadas. Ante el cuarto que derribó en varas y llegó quedado a la muleta no hubo nada que hacer y el diestro de Bucaramanga lo despachó de una estocada.

 

Gómez del Pilar que apunta buenas maneras se encontró con el segundo que frenaba ante los capotes, saliéndose suelto de la segunda vara. Embistió descompuesto en banderillas el novillo y llegó al último tercio más ahormado, hasta quedarse corto de arrancada y romper la armonía con el torero. Este alargó la faena sin alcanzar relumbrón y acusando falta de repertorio. Faena de mucha duración que remató de un pinchazo, sonó un aviso y acabó el madrileño de una estocada. El quinto según trascurrió su lidia fue a menos, terminando quedado en la embestida. En la porfía cogió al diestro volteándole sin nada más que lamentar. Repuesto del susto sacó buenas pases que se aplaudieron. Terminó de pinchazo y estocada. Antes las palmas que escuchó dio la vuelta al ruedo por su cuenta.

 

Adrían de Torres, lanceó con buenas maneras al tercero que acusó poca fuerza. Tras una faena larga sin nada que lograr por lo quedado de la embestida le recetó a su ponente una estocada, sonó un aviso y remató de cuatro descabellos el linarense. El sexto acudía a los capotes y parecía que se iba a dejar en la muleta terminó echando la cara arriba y enganchando la tela torera. Así no había nada que hacer y entrando con el brazo suelto cobró dos pinchazos antes de la estocada definitiva el novillero jienense.

 

La tarde fría no animó a muchos aficionados a acudir al tendido y cuantos estuvimos en la plaza recordamos la conocida frase “toros con sol y moscas”.