Jueves 4 de Diciembre de 2.014. Son las 19,30 de la tarde noche.

Casi lleno en el aula universitaria donde Yolanda Fernández Cuesta –auténtica autoridad en Tauromaquia- pronunciará su anunciada y gratuita conferencia: Simbología táurica desde la Prehistoria hasta los albores del mundo antiguo.

Entre los asistentes hay diez o doce chicas y chicos jóvenes –no, no vemos al Pequeño Nicolás- que ninguno de los asiduos conocemos. Tampoco están juntos. ¿Serán alumnos o ex alumnos de la catedrática ponente?

A base de constancia, entusiasmo, altruismo, rigor y vocación al origen, influjo, saber y sabor tauromáquico, Rafael Cabrera Bonet, lleva lustros organizando los cursos con más amplitud, pluralidad, continente y contenido de todos los cursos taurinos posibles. Más de 400 conferencias con primeros y honestos espadas del escalafón teórico y práctico de La Tauromaquia.

Sin duda hubo, hay y habrá conferenciantes clarividentes y comprometidos que pronuncian conferencias innovadoras, necesarias y magistrales. En líneas generales la curiosidad y la credibilidad en tan sensibles materias están bien expuestas y servidas.

La presentación de la invitada por parte de Rafael, como siempre, está a la altura de las circunstancias. Yolanda toma la palabra. Con el máximo sentido común, dice, que situarse miles de años atrás para hablar de toros conlleva muchas hipótesis y tratará de explicar la lógica en el desarrollo y evolución de las suposiciones. La cabal declaración de principios promete.

En los primeros pases y compases de la conferenciante, de pronto, un joven se levanta y gira sobre sí mismo con un cartel colgado al cuello donde se lee: Tauromaquia abolición. Se levanta uno de los fieles a las conferencias y en tono coloquial le llama la atención. Se levantan 10 o 12 chicos y chicas con el mismo texto colgado de sus cuellos. Sus actitudes son desafiantes, insultantes, increíbles, inesperadas… mirándonos con el odio de los perdonavidas. Los más de 70 oyentes, casi todos eruditos veteranos de la vida –podríamos ser los padres o abuelos de los reventadores de la educación- y de los temas de las conferencias, nos quedamos anonadados ante la perturbadora, esperpéntica y rapidísima secuencia. Se levantan varios asiduos mayores recriminando la actitud de los jóvenes provocadores que salen corriendo del aula como vulgares ratas. Una de las damas anti taurinas –la menos joven- se deja caer en la atropellada salida del aula, y uno de sus colegas fotografía o filma el fingimiento para: ¿denunciarlo como agresión? ¡Que mentirosos y cobardes! ¿A qué personajes tendrán como modelos a seguir en su larga y de momento penosa existencia?

Yo fui de los que se quedó en el interior del aula, no sé si hice bien, normal o mal en entrar o no entrar al trapo de los indocumentados y neófitos anti taurinos. En su huida y correrías los insultos, nervios y  voces llegaron al interior de las aulas, y de uno de sus atropellos, cayó herido de gravedad el amigo Andrés de Miguel, siendo atendido en el Hospital Clínico.

A la dama que fingió una agresión, cabizbaja y fría, la dejaron sus valientes compinches más sola que la una… cuando con un trato correcto la retuvo la policía. En realidad intentó huir, pero tuvo que volver porque dentro del aula se había dejado un bolso y una prenda de vestir.

¿Qué está pasando en este patrón de sociedad-suciedad para que ultras y fanáticos tengan tanta barra libre y tanto protagonismo? ¿Qué corruptores hay detrás de verdaderos e incipientes corruptos ignorantes, golfos o a sueldo? ¿Idealismos?

Preocupación y desánimo me producen los responsables-irresponsables que promueven o consienten demasiadas faltas de coherencia, tolerancia, sapiencia y respeto. Preocupación y desánimo me producen el pasotismo de los mandamases taurinos… y el desamparo de la genuina Tauromaquia por parte de instituciones públicas.

Si los ultras y fanáticos de cualquier lugar, sector y dimensión conocieran y estudiaran los escritos o conferencias de eruditos honestos que suelen ser referencia para los restos… no pasaríamos tan malos ratos y todo iría menos mal o mejor.

A los corruptores y corruptos locales y globales sean o no sean taurinos, para empezar a hablar y contrastar, les recomiendo estudiar el libro: Juan Belmote, matador de toros, escrito por Chaves Nogales; les recomiendo la conferencia: El Arte del Toreo de Domingo Ortega en el Ateneo de Madrid… o la conferencia que Ignacio Sánchez Mejías dictó en Nueva York hace más de 80 años.

A partir de esos mínimos conocimientos, los diálogos de sordos, se pueden y se deben desatascar, debatir, entender y superar… y para que los energúmenos dejen de incordiar, engañar, imponer o torturar.

Todo con la suprema consideración a la generosidad de toros, toreros y toreos en el original, auténtico e irrepetible arte de torear.

Fastidia que jóvenes sin todavía ton ni son, descalifiquen de un plumazo a excelsos, añejos y venerables artistas de otras artes que han contado y cantado el juego o rito ancestral de vida y muerte que de la Naturaleza simboliza la Tauromaquia. Es edificante y esperanzador comprobar como la fuerza de la razón acaba dominando a la razón de la fuerza.

Soy testigo directo de algunas de esas lecciones de forma y de fondo que se dan en los ruedos de las plazas de toros y en los ruedos y rodeos de la vida. Y en ética, tengo la conciencia como la de mi nieta Paloma… nacida el reciente 30 de noviembre…  a las cinco casi en punto de la tarde.