El Toro de Wall Street es todo un símbolo del distrito financiero de Nueva York.

Lo que no muchos saben es que no pertenece a la ciudad sino al artista Arturo Di Modica, que en 1989 y tras gastarse 360.000 dólares en él, dejó el toro, lógicamente con la ayuda de una grúa, frente al edifico de la bolsa en lo que podría calificarse como un acto de vandalismo artístico.

Un regalo a los neoyorquinos, según él, que representa a un toro a punto de embestir, símbolo del alza en Wall Street. El ayuntamiento en un primer momento retiró la escultura de bronce, para más tarde ubicarla en Bowling Green tras la presión popular.

Así, Di Modica se salió con la suya y el Charging Bull es una de las grandes postales de la ciudad, además de todo un amuleto para la buena suerte, pues acaricias su hocico o sus testículos la fortuna económica aparecerá en tu vida, o eso dicen.