Articulo de Paco Delgado

Hará como un cuarto de siglo, o puede que un poco más, Joaquín Vidal publicó un libro así titulado en el que repasaba el toreo del último tramo del siglo XX, utilizando como título esta frase hecha que tanto se utiliza para pretender resaltar la importancia y magnificencia de lo que se hace en el mundo del toro.

Y aunque lo hizo con su habitual retranca y un punto de mala leche, el caso es que tenía razón y esta oración retórica, esta construcción sarcástica, esa especie de oxímoron, daba un sentido contradictorio a lo que se expresa literalmente. No es oro todo lo que reluce.

Para Iván Fandiño, el diestro trágica y desgraciadamente desaparecido, esta frase era, sin embargo “una de las mentiras más gordas que se han contado en el planeta del toro: el toreo es grandeza para algunos y un calvario para los demás”, declaraba en una entrevista publicada en agosto de 2007 en El Correo.

Ambos llevaban razón y así ha quedado demostrado una vez más con la historia del montaje de esa corrida extraordinaria con la que se quiere recaudar fondos que alivien la situación de los miles de afectados por los terremotos que sacudieron Méjico hará cosa de un mes. Un festejo que Enrique Ponce fue el primero en reclamar y para ello se ofreció desinteresadamente antes que nadie, sumándose a continuación a esta iniciativa un buen número de toreros. Pero hete aquí que de repente aparece José Tomás y se monta efectiva y definitivamente dicha corrida… pero sin contar ya para nada con el promotor de la idea.

El torero de Galapagar, a quien no se le puede negar su implicación en un montón de causas solidarias y benéficas como tampoco su repulsa a medirse con el de Chiva, se quitaba de enmedio al ahora mismo torero referencial y adquiría el principal protagonismo en esta causa. No es la primera vez que lo hace, recuérdese la corrida homenaje a Víctor Barrio en Valladolid, de la que también eliminó a Ponce, o aquella otra, más lejana en el tiempo, en la que se quiso reunir a los espadas más representativos de los principales países taurinos… y de cuyo cartel también borró al valenciano, quien, por otra parte y por cierto, nunca ha tenido problemas para torear con quien, cuando, donde y con lo que hiciese falta ¿Porqué se le esquiva de nuevo?

Que todo cambia y nada permanece es idea que ya Heráclito explicó a conciencia hace mucho, pero en la tauromaquia parece que sigue causando sorpresa, y más en estos momentos en los que haría falta unión y empujar todos en la misma dirección. Hasta hace relativamente poco tiempo, cuando surgía una nueva figura, las más veteranas, indefectiblemente, pedían medirse, y cuanto antes, a él, dándole a elegir plaza, ganadería y compañeros, y si quería, mano a mano. Eso era competencia de verdad y orgullo bien entendido. Y hoy -a la vista está- sencillamente algo impensable.

¿Se han parado a pensar lo que sería esa corrida de Méjico con Ponce y JT en el mismo cartel? Ponce es ahora mismo quien más gente mete en el gigantesco embudo de Insurgentes, y el tirón a nivel mundial de José Tomás, innegable. Los dos juntos lograrían un muy apetecible efecto multiplicador del fin que se busca, recaudar fondos para gente que se ha quedado sin nada. Y no sólo en esta función ¿Se imaginan el efecto de un mano a mano entre ellos en cualquier plaza o en cualquier feria? Un bombazo, el no va más, un verdadero acontecimiento, algo cumbre…

Si el toreo es grandeza ahí está la ocasión para demostrarlo. ¿Qué significa meter un toro más si el beneficio aumenta en proporción geométrica? Claro que si el interés es restar ocasión de brillo al otro, entonces la grandeza se va arrastrada por las mulillas.