Con especial interés he leído en Aplausos , nº. 1863, página 36, el artículo titulado “La Puya ¿del futuro?”, escrito por Ángel Berlanga, sobre la nueva puya inventada por Curro Rivero, que según se dice causa menos destrozos que la actual, lo que permitiría hacer una suerte de varas más bella y menos lesiva para el toro pues, según el mismo señor Rivero la que hoy se utiliza “es la más dañina de la Historia”. No se si realmente es la más dañina de la Historia pero lo que si se es que el daño quien verdaderamente lo causa es quien la maneja incorrectamente.

Desde hace muchos años vengo prestando especial atención al tema, es decir a la suerte de varas, que creo, tal como se practica, es muy negativa para la Fiesta, por lo que si la propuesta de Curro Rivero puede ser una mejora, bien venida sea y, al menos, merece la oportunidad de ser probada.

No obstante, en mi opinión, el verdadero problema es que los puyazos se ponen, en más del 90 % de los casos, como se ha comprobado en estudios científicos serios, traseros y/o muy caídos, con lo cual necesariamente lesionan el sistema osteoarticular del toro, e incluso estructuras más importantes, limitando su movilidad y reduciendo las posibilidades de realizar una faena lucida; en definitiva el más perjudicado es el matador, además de la afición. La puya debe ponerse en el tercio posterior del morrillo (que termina en el mismo hoyo de las agujas o un par de centímetros por delante del hoyo), donde solo lesionará los músculos elevadores de la cabeza y el gran ligamento cervical, con lo cual el toro sangra y ahorma su embestida, disminuyendo los derrotes. Por tanto un puyazo puesto en el mismo hoyo de las agujas es algo trasero, y sin embargo observo como profesionales y comentaristas dicen que “está en la yema”.Naturalmente si se pone en la cruz está muy trasero y ahí, con toda seguridad, dañará el aparato locomotor del toro. ¿Cuantas veces hemos visto como el toro pierde las manos al salir del caballo por el daño que se le ha hecho?.

Se acepta que al entrar el toro al caballo el picador pueda marrar y poner la puya en un lugar incorrecto, pero debe rectificar inmediatamente y colocarla en su sitio, es decir en el tercio posterior del morrillo, lo que se hace en contadísimas ocasiones.

Si la nueva puya, con las ventajas que dice su inventor, se sigue colocando trasera y/o caída, seguirá lesionando estructuras importantes y limitando seriamente al toro para la lidia pues, al fin y al cabo, desde el extremo de la pirámide hasta la cruceta tiene la misma longitud que la que se utiliza actualmente.

Creo que es hora de que los profesionales y las autoridades se tomen el tema en serio y se adopten las medidas necesarias para resolverlo de una vez.