Bruselas capital de Bélgica, cuenta en las esquina de las calles transversales, Rue de Letuve y la Rue du Chene, enclave próximo a la Gran Plaza (Grande Place) con la célebre estatua del Manneken Pis que concentra ávidas miradas de turistas y visitantes de la ciudad. Hay documentos de 1338 que hablan de esta estatua parecida de piedra, que en 1619 fue reemplazada por una estatuilla de bronce esculpida por el escultor barroco franco  flamenco Jerôme Duquesnoy, como quiera que ha sido robada en varias ocasiones, la estatua actual es un réplica.

 

Existen dos historias que justifican su existencia. Se dice que se cinceló para festejar la gesta del niño Juliaanske que en el siglo XIV apagó con su orina la mecha de unos barriles de pólvora colocados para volar la muralla de la ciudad. La célebre fuente – estatua.

 

Otra historia de la referida estatua trae a colación el deseo de un  magnate belga que había extraviado a su hijo, supuestamente raptado y tal como lo encontró en la equina de las citadas calles, orinando. En recuerdo decidió se erigiese la estatua de Manneken Pis (‘niño que orina’).

 

Amabas historias tratan de explicar el motivo del Manneken Pis, resultan curiosas y la popularidad mundial que goza es enorme, es visita obligada de cuantos llegan a Bruselas. Muchas naciones, comunidades, gremios y profesiones le han regalado un traje típico representativo. No le podía faltar un regalo simbólico español, un vestido de torero. En días distintos se le puede ver vestido de militar escocés, cocinero, etc., o con vestido de luces, tan torero con la fotografía que publicamos.

 

 

José Julio García

Decano de la Crítica Taurina

Periodista – Escritor

Escalera del Éxito 103