Mariano Benlliure capta en su toro De salida, el preciso instante en que tras abrirse la puerta de chiqueros hace su aparición el vehemente animal, deslumbrado y atónito ante el nuevo escenario al que se enfrenta.

De salida es un canto a la belleza del noble animal de lidia que, consciente de su fuerza y de su belleza, sale impetuoso del chiquero para llegar al mismo platillo de la plaza, donde se encampana: erguido, con la cabeza alta, desafiante, en un gesto de dominar la totalidad del ruedo, luce con orgullo los colores de su divisa. A partir de un primer modelo del toro de salida, Benlliure realiza una serie de variaciones imprimiendo a cada nueva res un carácter diferente, sin dejar de ser todos buenos mozos y bien proporcionados, cuajados Algunos sensiblemente engatillados, con cuellos cortos pero anchos y poderosos, y generalmente con la cerviz muy desarrollada, algo enmorrillados. Casi todos muestran su divisa, y algunos también el hierro de la ganadería, pocos su número.

El veragua número 86, De salida, es de imponente trapío, elegante en su andar, luce su hierro con la V inscrita en la corona ducal y la divisa, que imaginamos en sus colores encarnado y blanco. Don Mariano lo ha sorprendido en el instante de adelantar su mano derecha, con la pata trasera contraria retrasada y en el aire. El bronce, firmado y fechado en 1941, con pátina dorada, irradia el destellante brillo del pelaje del animal.