Amigo José Luís: hace tiempo que no suena la música española en tu blogspot torero de elcallejoncordoba. Ya va siendo hora de ello y para que los disfrutes tú y nuestros lectores, aquí te envío para su publicación, la historia de dos bellísimos pasodobles muy populares. El primero:

“El Gato Montés”

Manuel Penella Moreno. Director de Orquesta y compositor valenciano. Compuso Óperas y Zarzuelas para España y América.

Forma parte de una ópera en tres actos del mismo nombre, con música y texto de Manuel Penella Moreno, nacido en Valencia el 31 de julio de 1880 y que ha sido, sin lugar a dudas, uno de los pasodobles que más popularidad han obtenido tanto dentro como fuera de España, puesto que ha sido una de las piezas más interpretadas ya no solo en conciertos y espectáculos sino también, en el ámbito más lúdico y festivo, uno de los pasodobles, como te digo, que más éxito internacional ha obtenido a lo largo de su historia.

 

Además, y puede que sea la parte más curiosa y menos conocida, esta composición forma parte de una de las pocas óperas que contaban con un pasodoble dentro de la estructura musical, lo que lo hace todavía mucho más curioso e interesante. Fue estrenada en el Teatro Principal de Valencia el 22 de febrero 1917. Aquella función se organizó con fines benéficos para recaudar fondos con los cuales erigir en la ciudad del Turia un monumento al maestro Salvador Giner, (profesor que fue de Manuel Penella Moreno en sus primeros años de estudios), fallecido en el 1911 y fue autor de piezas tan conocidas como el pasodoble valenciano de concierto: “L’a entrá de la murta», entre otros.

Esa noche el éxito fue clamoroso y Penella fue llevado a hombros por fervorosos seguidores hasta su propio domicilio mientras tatareaban la melodía del pasodoble del segundo acto, que desde entonces, se ha convertido, como hemos señalado, en una de las páginas musicales taurinas más populares. El éxito se repetiría el día de su estreno en Madrid (1 de julio de 1917) al igual que en otras ciudades españolas. En EEUU fue estrenada en el neoyorquino Park Theatre el 13 de septiembre de 1922, en cuya representación intervinieron Pastora Imperio y Conchita Piquer, por entonces una niña de 13 años que solo hablaba valenciano y que ya estaba actuando en el teatro Gran Kursal de la capital valenciana. La misma que poco después emprendería viaje junto a su madre y el maestro Penella rumbo a México para estrenar “El Gato Montés”.
Esta ópera -andaluza, taurina y gitana- se desarrolla en un cortijo de la campiña, luego en una casa sevillana, después en el patio de caballos de la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Sevilla y, al final en una cueva en lo más alto y escarpado de la serranía donde “Juanillo» que es “EL GATO MONTÉS” tiene su guarida.

El argumento trata de la rivalidad existente entre el torero, Rafael Ruiz, y el bandolero “Juanillo”. Los dos luchan por el amor de la gitana Soleá, quien ama realmente al bandolero que por ella se convirtió en un fuera de la ley, pero esta a su vez, se siente unida al torero por un lazo de gratitud, puesto que la acogió en su casa cuando iba vagando sola por las calles.


Los dos rivales se retan en un duelo a navaja, pero Soleá los separa. “Juanillo» amenaza a Rafael con matarlo si el domingo siguiente no se deja coger por un toro en la corrida. Ese domingo siguiente a consecuencias de una gravísima cogida en la plaza de la Real Maestranza de Sevilla, Rafael muere en los brazos de Soleá, quien, al verlo morir muere también. “Juanillo» se lleva a su guarida de la sierra el cadáver de Soleá, por lo que es perseguido hasta allí por los gendarmes. Al no existir ya el amor de su gitana, su vida no tiene sentido por lo que decide morir él también, y hace que uno de sus hombres le dispare un tiro antes de caer en manos de la justicia.

Pero a Penella no solo debemos conocerlo por esta obra; además del pasodoble “En tierra extraña», cantado por Concha Piquer y más tarde por Manolo Escobar, su otro gran éxito fue la creación de la ópera bufa “Don Gil de Alcalá”, ambientada en México colonial de finales del siglo XVIII y estrenada en el Teatro Novedades de Barcelona el 26 de octubre de 1932, y en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, el 20 de abril de 1934. Y en Cuernavaca (México), donde había ido a presentar dicha ópera, el maestro Penella, falleció inesperadamente el 29 de enero de 1939.

Texto: Primera letra. – El redondel bajo el sol / parece un clavel / y es al empezar, igual que un altar / color de miel. Suena el clarín y sale el toro, / ¡Olé!, le gritan a coro, / el matador tabaco y oro / mira al burel, como un tesoro / y sin dudar se va para él.

ESTRIBILLO.- Échale más valor, / búscale sin temor, / anda, recréate en la suerte / y olvida que la muerte / acecha a perderte. Piénsalo y párate, / mátalo al volapié, / anda, no ves que ya se humilla, / busca que ruede sin puntilla, / suena un ¡Olé! Y la plaza entera / es un clamor toda puesta en pie.

Segunda letra. – Negro carbón del toril, / igual que un ciclón, / el torito aquél, pisa el redondel / y es un león. Sale a correr con alegría, / sueña la plaza es mía, / y el matador que desconfía / dice al pasar, con valentía: “sin compasión te he de matar.” AL ESTRIBILLO.-

El segundo:

“El Relicario”

                                                          José Padilla SánchezSe trata de un pasodoble-canción compuesto por el pianista español José Padilla Sánchez, (conocido en su época por el maestro Padilla) nacido en Almería el 28 de mayo de 1889, y fallecido en Madrid el 25 de octubre de 1960. Padilla dedicó este bello pasodoble a su querido amigo don José Pérez de Rosas y lleva letra de Armando Oliveros y José María Castellví, redactores del diario de Barcelona

“El Liberal». Fue estrenado por Mary Fosela en el Teatro «Eldorado” de la Ciudad Condal en septiembre de 1914.


Aquella primera representación no tuvo éxito, todo lo contrario que la puesta en escena que llevó a cabo Raquel Meller quien, tras analizar el texto y la música encontró un contrasentido: la música era alegre y la letra triste; es más, la primera parte tiene desplante, majeza que se opone a la segunda, triste y trágica, en la cual se alude a la corrida y a la mortal herida sufrida por el torero.

Raquel Meller reestrenó la obra en “Eldorado» de Barcelona (¿entre 1916-1918?), y lo hizo vistiendo de negro con mantilla ancha que le caíga sobre la frente, tocando la orquesta con poca intensidad y destinando un solo foco luminoso sobre ella. Era una escenificación desconocida hasta entonces, creyeron que estaba loca, pero pronto se convencieron de lo contrario y fue uno de los mayores éxitos, de manera que el público pidió repetir la canción dos veces.

Sin duda, la inspiración del maestro Padilla, tuvo la suerte de encontrarse con la excepcionales cualidades interpretativas de una grandísima artista como Raquel Meller, y el fruto de esta gran colaboración artística no pudo ser otro que un triunfo internacional.


Francisca Marqués López, o mejor, Raquel Meller, fue una cantante, cupletista y actriz de cine española. Había nacido en la calle Augusta San Atilano de Tarazona (Zaragoza) el 9 de marzo de 1888 y falleció en Barcelona el 26 de julio de 1962. Durante las décadas de 1920 y 1930 fue la artista española de mayor éxito internacional. Dio a conocer en Madrid “El Relicario» en el “Trianón Palace” (el que fuera Teatro Alcázar en la famosa calle Alcalá), y lo mismo hizo en el “Teatro Olimpia» de París y en el “Hippodrome Theatre» de Londres, en 1920.

Francia quedó asombrada ante Raquel Meller a quien convirtió en ídolo mundial (le concedieron en 1932 la Cruz de la Legión de Honor del Gobierno francés), y la cupletista, a su vez, deslumbrada por la ciudad de la luz, convirtió a París en su segunda residencia, y tuvo durante muchos años un palacete en Versalles y una villa en Villefranche.

José Padilla Sánchez era, por entonces, director de orquesta del casino de la capital francesa y vivió el gran éxito que supuso la presentación de “La Violetera» y “El Relicario». París se rindió ante la música de este compositor almeriense y se inició una moda inspirada en esta canción: había pañuelos Relicario, bastones Relicario sombreros Relicario, guantes Relicario… Además, el primer año se vendieron en París ciento diez mil ejemplares de la edición para canto y piano. En todos los rincones de la ciudad se oía…

Texto: Primera letra .- El día de San Eugenio / yendo hacia El Pardo le conocí. / Era el torero, de más tronío, / y el más castizo de to’ Madrid. Iba en Calesa, / pidiendo guerra, / y yo al mirarle, / me estremecí. Él al notarlo, salió del coche /

y muy garboso, vino hacia mí. Tiró la capa con gesto altivo, / y descubriéndose me dijo así:

ESTRIBILLO.- Pisa, morena, / pisa con garbo / que un relicario, que un relicario / me voy a hacer. Con el trocito / de mi capote / que haya pisado, que haya pisado / tan lindo pie.

Segunda letra.- Un lunes abrileño / el toreaba y a verle fui. Nunca lo hiciera, que aquella tarde / de sentimiento creí morir. Al dar un lance, / cayó en la arena, / se sintió herido / miró hacia mí. Un relicario, sacó del pecho, / que yo al instante reconocí. Cuando el torero caía inerte, / en su delirio decía así. AL ESTRIBILLO.

Corría el año 1952, y “El Relicario» sirve de fondo a la campaña electoral de Eisenhower. Al reunirse la convención del partido republicano para proclamar su candidato a la Presidencia de los Estados Unidos, Eisenhower se presenta en la tribuna mientras una banda de música ejecuta el pasodoble “El Relicario». La música española del maestro Padilla causó tal impresión entre los asistentes, que los encargados de la propaganda republicana decidieron que en todos los actos electorales se interpretara ⁰“El Relicario». Eisenhower obtuvo la Presidencia y este pasodoble quedó ya para siempre unido a su nombre y a su triunfo al que, de alguna manera, contribuyó al éxito del político americano.

Con todos los beneficios obtenidos de los derechos de autor, ventas etc, del pasodoble “El Relicario», “Valencia” y “La Violetera», Padilla pudo cumplir uno de sus grandes deseos: fue a Italia para conocer personalmente a Giacomo Puccini y alquiló una villa en Viareggio, junto a la que poseía el autor de “Tosca», “Madame Butterfly»… Pero además compró un castillo en Francia, y en definitiva, pudo disfrutar del éxito de sus obras allá donde iba; recorrió Europa, América, Asia y parte de África. Son la música y los viajes los que definen a este gran compositor cuyas melodías forman parte del patrimonio artístico, espiritual de nuestro país, de quien fue –sin duda- un gran embajador.

Antonio Rodríguez Salido.-

Compositor y letrista.-

Escalera del Éxito 176. –Jose Luis Cuevas

Montaje y Editor