Enrique Ponce sorteó el peor lote y se empeño en sacar partido de dos ejemplares que flojearon en exceso. El melocotón de preciosa lámina que hizo cuarto tuvo que ser apuntillado durante la lidia. El público que durante la labor del diestro de Chiva manifestó su descontento, le obligó sin embargo a saludar al finalizar su actuación para agradecer el esfuerzo a pesar de las condiciones de los astados.

 

El Juli supo aprovechar la poca movilidad de la que hizo gala su primero, que embestía pegando tornillazos a la salida de las suertes. El madrileño logró meterlo en el canasto y se hizo con él. Una entera después de una tanda de vibrantes estatuarios le permitió cortar el primer trofeo de la tarde. Con el quinto, otro toro que se apagó enseguida,  el trasteo fue de trámite y el torero despeñó al morlaco de un hábil espadazo.

 

Sebastián Castella, que venía precedido de una serie de triunfos cosechados las últimas semanas, a buen seguro hubiese deseado entrar con mejor pie en su plaza de Béziers, Dio un primer toque de atención con un soberbio quite por chicuelinas y arrancó su faena de muleta tal como El Juli había rematado la suya, con cinco primorosos estatuarios.  Pero de nuevo el toro se vino abajo rápidamente y Castella tuvo que pegarse un arrimón entre los pitones para arrancarle la oreja. El que cerró plaza no desentonó y no ofreció opción alguna al lucimiento. El diestro galo tendrá una nueva oportunidad para agradar a sus paisanos el próximo viernes.

 

 

 

 

Crónica y Fotogalería de Laurent Deloye “El Tico”