Corría el año 1945 cuando a las manos de Antonio Piedra Sánchez, un niño de 11 años, llega un cartel de toros. El pequeño lo guarda y comienza, así, sin intuirlo siquiera, una colección que al día de hoy, sesenta y siete años después, alcanza la escalofriante cifra de diez mil ejemplares. Expuestos, en su museo particular de Cabra, hay una selección para disfrute de todo el que quiera observar esta variedad asombrosa de obras de arte. Porque, no lo olvidemos, prestigiosos artistas – incluido Julio Romero de Torres- firmaron dibujos taurinos que embellecieron carteles de ferias importantes.

 

Para enfrascarse durante tantos años en esta tarea parece imprescindible ser aficionado a los toros verdad?

 

– Por supuesto. Nunca me pierdo un festejo. Yo toreé dos tardes como subalterno en la plaza de Cabra, me anunciaba en el cartel como «Chamaco» y por ese apodo se me conocce desde entonces en el pueblo.

 

– Era el cartel de antes mas artístico que el actual?

 

– Existe mucha diferencia. Habiéndolos hoy muy buenos, no alcanzan la categoría de los antiguos. Por ejemplo estos últimos años los de la feria de Sevilla, han perdido la gracia y el encanto. Menos mal que muchas de aquellas serigrafías se han rescatado y se utilizan en la actualidad en la cartelería taurina de numerosas ferias de postín.

 

– Cual es el cartel mas antiguo que posee?

 

– El de la fecha de  inauguración de la plaza de toros de Los Tejares de Córdoba (1846), aunque tengo bastantes del siglo XIX.

 

Veo que los tiene ordenados por espadas. De que torero posee más?

 

– De Manuel Benítez «El Cordobés»,  Curro Romero, de «Manolete», padre e hijo, y sobre todo de Rafael Molina Sánchez «Lagartijo». Igualmente tengo un número considerable de los festejos que se han celebrado aquí en Cabra.

 

Viendo la infinidad de carteles que componen el museo, se gastará una fortuna en ellos…

 

– No crea. Algunos los compro, pero la mayoría son intercambio entre otros coleccionistas. Tenga en cuenta que amantes de los carteles de toros hay muchísimos. Aunque hay algunos que se resisten y  cuesta trabajo conseguirlos.

 

Todos  son de plazas españolas?

 

– No, que va. Tengo carteles de México, Portugal, Francia, Venezuela, Colombia… es una colección que no tiene límite, pues festejos, entre ambos continentes, hay durante todo el año.

 

Como debe ser un cartel para que le cautive como coleccionista?

 

– Se valora la antigüedad y que los toreros que lo integran sean figuras de la época.

 

Veo que esta ordenando algunos carteles en un grupo, esta organizando alguna exposición?

 

– Pues si. Como es sabido este año se cumple el 50 aniversario de la alternativa de José María Montilla, y para conmemorar esta afemérides, estoy reagrupando todos los carteles que tengo de sus actuaciones y seguramente montaré una exposición como homenaje.

 

Diseminados por las dos amplias salas, hay varios motivos taurinos que son como oasis en este enorme desierto de carteles. En una silla de anea reposa un vestío de torear, raído por el tiempo, varios capotes y una cabeza disecada, de un novillo de los años sesenta, que parece que vigila la entrada. Presidiendo la sala interior hay apiladas doce botas de vino de la zona para obsequiar a los visitantes mientras atienden las explicaciones que Antonio da sobre la historia de tal o cual cartel.  Y si alguien pide ver alguno de un torero en particular, le saca varios de unos archivadores y comenta todo lo relacionado con el festejo en cuestión. A sus setenta y nueve años, este hombre no se cansa nunca, se encuentra en su salsa y siente una enorme satisfacción personal mimando su colección, que incrementa costantemente,  y disfrutando sobremanera mostrándola a los demás.

 

 

 

 

 

Crónica de Ladislao Rodríguez Galán

Periodista