Juan Luís Silis que  por tercera ocasión se presenta en el  inmueble de la familia Arroyo, recibió a  su enemigo de nombre “Príncipe” número 9,  con lances a la verónica, que remato con una media, para ponerlo en la jurisdicción  del picador Morales,  y rematar su labor con la capa  con  ajustados quites por gaoneras. Con la franela el nativo del barrio de Santa Anita, inicio toreando a su novillo  con una tanda de pases con la mano diestra, para después torearlo a base de naturales, y tirar del astado que  se agarraba a la arena,  y que al final de la faena busco refugio en su querencia natural  lo que no permitió que Silis redondeara su actuación, pincho una vez, mato de media estocada desprendida y saludo  en el tercio.

 

El hidrocálido  Jorge Adame hizo  su debut en el redondel del coso sureño  de  los señores Arroyo, enfrentando a dos utreros de la vacada del Huichapan,  con  “Texcocano” número 8, novillo que le correspondió en la lidia ordinaria,  Adame lo recibió con verónicas y remato con pintorescas gaoneras después de que el de Huichapan  fue picado. Con los rehiletes el aguascalentense fue ovacionado. En el tercio de muerte  inició su faena con la bayeta  toreando  al segundo de la tarde  con naturales y derechazos, tratando de fijar la sosa embestida de su enemigo que tuvo poco recorrido y que al igual que el primero de la tarde fue quedándose  sin gas y agarrandose a  la arena, mato de media estocada contraria. Con el quinto el de regalo bautizado con el nombre de “Triunfador” un novillo con más recorrido  pero más corto de tronco, Adame   tuvo buenos detalles con   la capichuela, ejecutando verónicas y tafalleras, rematando con una media. Con la pañosa estuvo tozudo  logrando pegarle un par de ayudados, concluyendo su faena con la franela con una dosantina. Pincho en una ocasión, escucho un aviso y mato de un bajonazo.

 

Con el tercero de la tarde el ecuatoriano Martín Campuzano,  estuvo apagado con el percal, consiguiendo  pegarle solo un par de verónicas, sin lograr fijar la embestida del utrero, en el tercio de varas “Compadre” número 7, recargo bien  en el montura del varilarguero  Juan Carlos Gómez, que fue ovacionado por la gran forma de chorrear la vara. Con la franela Campuzano inicio su faena toreando a su astado con la mano derecha, para después cambiarse el engaño a la  de cobrar, logrando pegarle una buena tanda de naturales, pero al igual que sus hermanos “Compadre”,  fue quedándose  parado,  y sin gas para embestir, lo que complico al tercer espada colocarlo para ejecutar la suerte suprema.Señalo un pinchazo y mato de estocada tendida. Y el Señor juez Eduardo Delgado le hizo sonar un aviso.

 

Fernando Alzate el colombiano, fue el que partió el bacalao en este noveno festejo de Arroyo, con la capa  estuvo perseverante logrando ejecutar unas cuantas verónicas de buena manufactura .Con la muleta el bogotano demostró que es un toreo que sabe pensar delante de la cara del toro, inicio su labor muleteril, toreando al último de lidia ordinaria por el lado derecho, para enseguida cambiarse la sarga, a la mano zurda y pegarle un par de naturales y rematarlo con un par de dosantianas que arrancaron el olé de las cuerdas bucales del respetable, finiquitando su actuación con la franela toreando por alto al de la vacada de Huichapan. Pincho una vez y mato de estocada desprendida que fue suficiente para que el novillo doblara. Y a petición del público le fue concedida una oreja.

 

 

Sol y Sombra

 

Sol

La ya nada extraña excelentísima actuación de los subalternos, que por enésima vez se desmonterán, por la magnifico desempeño al cubrir el tercio de banderillas, en esta ocasión los ovacionados fueron Raúl Bacelis  y Gustavo Campos. Y el raro y buen desempeño de los hombres del castoreño (Erik Morales, Juan Carlos Gómez, Benigno González y Ángel Juárez) que esta vez en lugar de llevarse rechiflas fueron ovacionados por no abusar de su puesto y picar de más a los novillos, dándoles el castigo justo sin mermar la embestida de estos y descongestionándoles, como mandan los canones del toreo.

 

Sombra

El desigual juego que dieron los utreros de la dehesa de Huichapan, que recargaron bien el caballo, y que en el último tercio llegaban sin fuerza y agarrados a la arena.

 

 

 

Desde México D.F. , informa Ricardo Gómez Cardona “Cantaclaro”