Sesenta y un años después de su prematura muerte, un libro recoge el legado del torero cordobés

Víctor Molino. ABC CÓRDOBA

Domingo Echevarría, con un ejemplar de su libro – Foto: Rafael Carmona (ABC)

La vida y legado artístico en los ruedos de Manuel Calero ‘Calerito’ (Villaviciosa, 1927-Córdoba, 1960) suman a la literatura taurina un capítulo conformado en un texto de 650 páginas y casi un millar de fotografías y documentos gráficos. Hasta el momento, la memoria y el recuerdo no habían hecho honores tan sólidos, porque las circunstancias existenciales de ciertos protagonistas hacen que pasen desapercibidas de manera injusta por motivos indeterminados.

Ahora, el escritor Domingo Echevarría, investigador y biógrafo del virtuoso torero, recoge en un libro la corta pero intensa trayectoria de uno de los matadores de toros más relevantes que ha tenido la tierra cordobesa.

¿Cree que la tauromaquia ha sido justa en su recuerdo con este torero?

Diría, claramente, que no.

A veces ocurre. Le ha sucedido a este matador, uno de los más relevantes que ha tenido Córdoba tras Manolete. Después de la muerte en Linares, aquí contamos con exponentes de la talla de José María Martorell y el propio Calerito.

 ¿Quién fue Manuel Calero ‘Calerito’?

Fue un torero que nació en Villaviciosa, que por circunstancias, emigró tras la guerra a Valencia, donde comenzó a vincularse con el toreo sin éxito en aquella tierra. Debutó en tierras levantinas con caballos, pero no fue hasta que participó en Córdoba en un festival cuando despuntó. Cortó cuatro orejas y un rabo.

Pese a su relevancia, fue un diestro con poca fortuna, por su corta vida…

 

Tuvo mala suerte. Una enfermedad, un cáncer de estómago, hizo que apenas llegara a cumplir los treinta y tres años. Tuvo que lidiar con eso y le perjudicó mucho también en su proyección como matador. Pero, pese a ese problema, cabe señalar que fue un torero al que intentó coger Camará para apoderarle, pese a que ya había cogido a Litri y Chamaco… Tuvo ciertos problemas con su apoderamiento y eso también influyó en su devenir.

¿Logró muchos triunfos de figura del toreo?

En las temporadas del 1952 a 1954 cosechó éxitos de relevancia. En la feria de mayo cordobesa de 1952, obtuvo el trofeo Manolete… Puerta grande la tarde de su confirmación en Madrid (1952) y la Oreja de Plata al triunfador de la feria Valenciana. Cortó dos orejas a un Miura en Sevilla (1953) con puerta grande. Consiguió la Oreja de Oro de la feria de Lima en 1954, y además, fue un diestro que toreó casi todas las ganaderías de la época.

 

 Defina su tauromaquia.

En sus siete temporadas como matador de toros, cabe señalar que fue un torero que sufrió muchísimo. Con un gran pundonor y valor. Intentó reaparecer tras su enfermedad, pero le pasó mucha factura. La definición perfecta de su forma es la de «la personificación del amor propio». No son calificativos míos, pero lo parafraseo de la revista ‘El Ruedo’. Hubo quién le llamó «El lobo feroz», por su disposición, valentía y entrega. Además, fue una gran persona; toreó muchos festivales ayudando a mucha gente. Se dice que en el antiguo Hogar y Clínica de San Rafael (hoy Hospital San Juan de Dios de Córdoba), tras un festival benéfico, se abrió un módulo al que le pusieron su nombre.

 

Coincidió en época con Ordóñez, Litri, Aparicio, Ortega, Manolo Vázquez, Luis Miguel Dominguín… Y aun así cuajó un estilo propio que se consolidó.

Realmente, eso es lo que mejor se define en el libro. Creo que con el texto se pone a Calerito en su sitio. Personalmente, he dedicado más de dos años a la labor de documentación, un trabajo al que se suma la experiencia vivida desde crío, cuando ya recogía carteles, fotos… También por todos los testimonios que he recabado… Es un libro que marca dignamente la obra de este torero.

 

Calerito, Rafael Ortega y Martorell, antes de echar el paseo en Zaragoza.

Hasta este libro, ¿considera que Córdoba ha sabido reconocer la virtud de este torero?

Córdoba no le ha hecho honor a Calerito. Estaba olvidado, como también lo ha estado José María Martorell. Córdoba se ha olvidado de ellos. Luego llegaron otros y borraron aquellas huellas. En ocasiones, aquí se es apático para reconocer lo nuestro. Apenas el recuerdo cabe gracias a la pervivencia del Club Calerito, que desde el año cuarenta y ocho hace entrega del trofeo Oreja de Oro al novillero triunfador de la feria. Deberíamos cambiar esta forma de ser… El otro día vi todo lo que ha hecho Sevilla a Curro Romero… Para algunos, es la persona más importante de la historia. Poco más podemos decir.

Victor Molino

Fotos: cabecera, Rafael Carmona (ABC)

y archivo del autor.

Jose luis Cuevas

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