Informa desde Venezuela. Rubén Darío Villafraz. Periodista Taurino

El panorama taurino en las dependencias de la Plaza de Toros Monumental “Román Eduardo Sandia” no es del todo halagüeño por estos días. Todo ello en razón de las divergencias que existe actualmente entre la supuesta directiva transitoria de la Escuela Taurina “Humberto Álvarez” y distintos miembros que la conforman, entre ellos alumnos, padres y representantes, e igualmente aficionados taurinos que integran y dan vida.

El caso viene dado por la actual ausencia permanente de quienes hace 8 años conformaban su principal directiva, dados por los nombres Omar José Quintero (actual presidente de la Comisión Taurina del municipio Libertador, quien reside gran parte del año en la ciudad ibérica de Salamanca), los subalternos Fabián Ramírez, Mauro David Pereira y Alí Trejo (los tres radicados por razones profesionales en España y Perú) y el aficionado Lic. Jesús Contreras (radicado fuera del país desde hace varios meses) razón por la cual numerosos taurinos ligados a la Escuela Taurina, en vista de este vacío han solicitado la reestructuración de la mencionada directiva, para con ello lograr mayor presencia activa que vele por los destinos de la mencionada institución ligada a la formación de toreros en la ciudad capital merideña, que data desde hace aproximadamente 9 años, inscrita en el Registro Principal de Mérida el 28 de abril de 2009 bajo el número 30, folio 136 al 203.

El asunto se agudiza cuando aficionados y taurinos, así como propios padres, representantes y alumnos ven como el legado del maestro y otrora conserje de la Plaza de Toros de Mérida como lo fue Don Humberto Álvarez, así como los destinos y propósitos de la Escuela, han tomado otros derroteros, los mismos que se han puesto de manifiesto recientemente con el conflicto entre la Escuela (quien debía avalar la realización a lo largo de los últimos años de por lo mínimo tres clases prácticas) y la Empresa Taurina RAMGUERTAURO. Esta última no cumpliría el compromiso asumido al momento de su contrato con COREMER, lo que desató que la persona del Dr. José Eladio Quintero (padre de Omar José Quintero) apareciera en escena, tomándose atribuciones cuestionadas por la gran mayoría de aficionados, taurinos, así como padres, representantes y alumnos, avalando las mencionadas clases que nunca se dieron.

Aparte de ello, en estos 9 años, nunca se ha entregado aval de los dineros manejados por la Escuela Taurina, razón por la que se ha desatado una marejada de inconformidad donde así mismo se ventila el llamado a una elección a una nueva directiva de antemano viciada pues la elección de la misma no se convoca en la sede por naturaleza que debiera ser el Patio de Cuadrilla de la Plaza de Toros Monumental “Román Eduardo Sandia”, sino en la residencia del mencionado Dr. José Eladio Quintero para este lunes 1º de octubre, lo que llena de impotencia a quienes ven con ello visos de nepotismo y usurpación de un ente que no es de una familia o grupo en particular, sino de la afición taurina merideña, donde debe ser aficionados, taurinos, y principalmente padres, representantes y alumnos, quienes elijan libremente quienes le representen en la directiva de la Escuela Taurina “Humberto Álvarez” para el periodo 2018-2020.

Fuentes cercanas a la Escuela Taurina han señalado que no quieren que este lamentable hecho llegue a males mayores, pues no es el momento ni para la fiesta brava emeritense ni para quienes tienen la ilusión de ver sus jóvenes aspirantes formarse como toreros, pero si dejan en claro y en especial al Dr. José Eladio Quintero, dejar fehacientemente su intromisión. Solo se quiere “cuentas claras” de lo que se ha hecho en estos últimos años de gestión de los señalados Omar José Quintero, Fabián Ramírez, Mauro David Pereira, Alí Trejo Jesús Contreras, como de la misma forma ver en el futuro en su directiva personas que de una u otra forma demuestren interés por un permanente trabajo activo por el bien de la Escuela Taurina “Humberto Álvarez”. De lo contrario, aseguran tajantemente, no están dispuesto principalmente que continúen usando el nombre y memoria de quien dio gran parte de su vida por la primera plaza de toros, en cuanto a su cuido y en especial la formación de toreros, por casi 40 años.