Diego Ventura logra, a sus 27 años, la proeza de abrir por octava vez la Puerta Grande de Las Ventas, una plaza que ya tiene su nombre entre los míticos que han jalonado la Historia del Toreo. Ventura ha dado una auténtica lección de superioridad en Madrid, poniendo lo que le faltaba a cada uno de sus toros para fraguar un triunfo de peso. Cortó una oreja de los ejemplares de Capea que le tocaron en suerte y pudo alcanzar una vez más la gloria de salir a hombros de esta prestigiosa plaza.

 

Su actuación empezó con un alto nivel. Paró a su primer toro con Maletilla, templando muy bien y clavando un solo rejón, adornándose después con tres piruetas en la cara. En banderillas comenzó con Nazarí dando una vuelta completa al ruedo con el toro cosido al estribo que puso en pie la plaza. Clavó la primera banderilla de frente y volvió a templar de costado de forma espléndida. El segundo palo fue muy bueno también, coreado el cite del torero con palmas a compás del público.

 

Con Distinto tuvo que citar muy en corto a un toro que se estaba viniendo a menos a esas alturas de la faena. El primer par fue en un palmo de terreno y en el segundo batió muy cerca también, con enorme mérito, clavando en todo lo alto. Concluyó con Califa clavando tres cortas, una de las cuales cayó pero Diego volvió a ponerla, adornándose después con el teléfono y otros alardes. Mató de rejonazo sin puntilla y cortó una oreja aunque le pidieron la segunda con fuerza, premio que el presidente no concedió.

 

Diego había dado primero y aguardó paciente la salida del sexto para afianzarse en el puesto de triunfador absoluto de la corrida. En este toro comenzó con Triana para parar a un animal manso que se iba distraído, sin prestar atención a la cabalgadura y que marcó desde el principio su querencia a chiqueros. Le puso dos rejones de castigo porque el de Capea arreaba de lo lindo.

 

En banderillas comenzó con Revuelo, con el que se metió hasta cinco veces por dentro con un toro que no prestaba emoción a lo que Diego le hacía. Clavó el primer palo y se adornó con una pirueta, cambiando de caballo y sacando a Sueste, citando con un bonito tierra a tierra coreado con palmas y clavando con gran pureza, batiendo muy bien, repitiendo una segunda vez y elevando el tono ambiental de la tarde. Se puede decir que ahí rompió la faena de forma definitiva.

 

Consciente de que tenía que poner todo lo que al toro le faltaba, Ventura sacó a Morante para seguir levantando emociones en el tendido con dos palos de frente y sus posteriores bocados al toro. Diego fue muy superior a este último toro de la tarde y supo manejar el enorme potencial de su cuadra para llegar al público y meterse la plaza en el bolsillo. Cerró con Califa y dos cortas antes de matar de pinchazo y rejón. Cayó la segunda oreja y con ella la gloria de la Puerta Grande de Las Ventas.

 

Ficha:

 

Plaza de toros de Las Ventas. Lleno de no hay billetes.

 

Cinco toros de Carmen Lorenzo y uno de San Pelayo, de juego desigual.

Fermín Bohórquez, silencio y aplausos.

Hermoso de Mendoza, saludos y saludos.

Diego Ventura, oreja con petición de la segunda y oreja.

 

Fotos: CARLOS NÚÑEZ