Gran faena la protagonizada por Diego Silveti en la plaza madrileña de San Agustín de Guadalix ante un toro de José Vázquez al que cortó las dos orejas y el rabo. Un éxito rotundo que le convirtió en el principal protagonista de una buena tarde de toros, en la que también abrieron la puerta grande El Cordobés y Chechu.

 

Con casi lleno en los tendidos, en tarde de molesto viento, se lidiaron tres toros de José Vázquez y tres de Los Eulogios, de variado y buen juego en general. Destacaron 1º, 4º y 6º. El resultado de los matadores fue el siguiente: EL CORDOBÉS, dos orejas y ovación. CHECHU, ovación y dos orejas. DIEGO SILVETI, ovación y dos orejas y rabo.

  

Asentado, con las ideas claras y un magnífico concepto del toreo. Esas fueron las armas de Diego Silveti para triunfar a lo grande en la madrileña plaza de San Agustín. Sin demasiadas opciones en su primero, un toro noble, pero de escasa raza que terminó casi rajado, Silveti solo tuvo posibilidad de estar por encima y sacar lo poco que le ofreció el ejemplar. Sin embargo, su actuación en el último toro de la tarde fue muy torera y compacta. Bien con el capote, el toro demostró de salida nobleza y calidad, aunque no sobrado de fuerzas. A este ejemplar también lo toreo bien con el capote. Pero lo mejor llegó muleta en mano. Inteligentemente, Diego supo darle tiempo y espacios al animal, para asentarlo en su fortaleza y sacarle así todo su buen fondo. A pesar de que el viento le moletó en exceso, lo que no hizo fácil dominar los trastos, el mexicano se asentó perfectamente con el toro hasta terminar cuajándolo a placer. Poco a poco, el toro rompió en una muleta que todo se lo hizo bien. Con gusto en redondo, asentado, y perfectamente empujado tras los vuelos al natural, la faena creció en calidad e intensidad por los dos pitones. El final, con una serie de bernardinas de ceñido embroque, fue la guinda perfecta a una faena redonda y de calidad. Cuadrado el toro, Silveti se volcó con entrega y mucha verdad tras la espada, ejecutando un gran volapié del que el toro cayó rodado sin puntilla. El público, que jaleó con fuerza su labor, pidió con esa misma los máximos trofeos. Gran tarde la de Diego Silveti en las cercanías de Madrid.

 

Por su parte, El Cordobés, que sorteó un gran lote, estuvo bien en su primero, dentro de su personalidad, y entusiasmó al público. Le cortó las dos orejas al que abrió plaza, y también perdió algún trofeo en el cuarto, con el que falló a espadas. Chechu se sumó al triunfo con el quinto, al que le cortó las dos orejas después de una buena faena. Al final salieron en hombros los tres espadas.