Amigo José Cuevas:

Hoy te envío para tu publicación (el callejón Córdoba) un “juguete» mío, de un hecho que ocurrió en la corrida de toros del Sábado 22 de mayo del 2017 (3° corrida del abono de nuestra feria). En la que el diestro valenciano Enrique Ponce fue el triunfador de la tarde con corte de dos orejas y salida a hombros por la Puerta Grande. Los que presenciamos aquella corrida, tuvimos la oportunidad de ver a un Ponce sublime, en su primer toro, erguido, parsimonioso y hasta armónico. En su segundo buscó el triunfo por la vía del arte y el dominio de las suertes. Largas de rodillas, verónicas espléndidas, suaves y rematadas a la cintura. Quitó maravillosamente bien por chiquilinas. Recuerdo que aquel toro de nombre (Ollero) del hierro de Juan Pedro Domecq, tras brindar a “Finito de Córdoba”, le realizó una extraordinaria y muy ligada faena de muleta por ambos pitones llevando al toro con muchísima suavidad en perfectos circulares, mostrando un toreo de muchos quilates. Al cerrar las tandas, los tendidos apretaban con fuerza en las palmas. A la hora de herir, entró recto como vela dejando la espada ligeramente traserilla. Al público no le importó y, ante faena artística y de gran calidad, pidió con fuerza las dos orejas del bravo animal que el palco concedió.

 Al acabar la corrida los aficionados comentábamos que de haber un posible ganador del trofeo “Manolete» ese no era otro que Enrique Ponce Martínez, opinión que, al parecer, también compartía el matador de toros Agustín Castellanos “El Puri», que al informarse que el jurado había dejado el trofeo desierto un año más, mandó una valiente y emocionante carta-abierta a la administración del periódico CORDOBA, dirigida al maestro Ponce.

En ella le hablaba de la grandeza de su toreo y de lo profesional que anduvo toda la tarde, y que él como torero, al igual que la mayoría de los aficionados que presenciamos aquella corrida, nos hubiese encantado que él hubiera sido el premiado con tan ansiado trofeo, cosa que el jurado calificador del Trofeo “Manolete» no tuvo en cuenta. Reunido el jurado y a la hora de emitir el voto, se dividieron los sies y los noes en partes iguales y el Presidente que obtenta el voto de calidad inclinó el fiel de la balanza hacía el no. O sea que se retrató solito. Bueno, el caso fue, que una mañana de domingo, y mientras consumía un cafetito con media tostadita, tuve la suerte de leer la citada carta en un periódico de la ciudad, llamándome mucho la atención, de como un torero que tenía “rapao” el trasero de matar corridas fuertes y en plazas de gran compromiso, pudiera sentir tanta admiración por un compañero con el que nunca había hecho un paseíllo. De ahí viene este “juguete” que la revista “Toreros de Córdoba” publicó en su día y que el torero de Bujalance me agradeció con una cariñosa llamada a casa.

 Hacía unas fechas me desayunaba con la lectura de una hermosa y emotiva carta, publicada en un diario de nuestra ciudad, escrita por uno de los toreros

que con más razón y orgullo puede llevar impreso en su DNI el nombre de su profesión: “Matador de toros». Me refiero, al diestro de Bujalance (Córdoba), Agustín Castellanos “El Puri». Un torero del que el famoso periodista y crítico taurino Antonio Díaz Cañabate escribiera en su crónica de “El Ruedo”, después de verle una tarde en Madrid: “Torear no es hacer tonterías. Torear es ponerse a la altura del toro que puede con un derrote desbaratar el soporte. “El Puri» brindo al publicó y empezó la faena muy valerosa, emocionante hasta la angustia…. Resultado final = 3 orejas.

Otra tarde le vio Jesús Sotos, periodista y crítico también de “El Ruedo”, dijo del torero de Córdoba: “Es valiente a carta cabal, y en posesión suya son las bien llamadas artes toreras. Hizo cosas cordobesistas como el pase del desprecio. Pero sabe el oficio y a él se entrega con estilo vistoso y descomunal garra.

Dicho esto, voy de nuevo a ceñirme al texto de la misiva (dirigida al torero valenciano Enrique Ponce Martínez), para señalar que lo sentido y escrito por el maestro “El Puri», es un bello canto…más bien diría yo, un MONUMENTO a la admiración y al respeto, que un viejo torero siente por un compañero de su misma profesión, al que ve que el jurado del Trofeo Municipal “Manolete” no le reconoce sus méritos para los que se hizo acreedor del mismo.

Luego por esas cosas que tiene este mundo del toro, ese admirado torero suyo, a alcanzado la cima del toreo, mientras él, que no tuvo ningún reparo en “apechugar» o medirse a corridas de las llamadas “duras», se quedó a mitad de camino, o tal vez, desistió en el empeño.

En cualquier caso nada quita, ni nada empaña su trayectoria profesional puesto que Agustín Castellanos “El Puri», saboreó también las mieles del éxito. Esas tres o cuatro tardes en Madrid con salidas a hombros por la Puerta Grande de “Las Ventas», no se las quita nadie.

O aquella otra ya comentada, junto al vallisoletano Santiago Castro “Luguillano,» después de haber cortado tres orejas y de poner el cartel de “No hay billetes». Eso sin contar sus apoteósicos triunfos en la plaza de Bilbao, hasta lograr con aquellas rotundas actuaciones, rozando la temeridad, hacerse un hueco entre los toreros predilectos de aquella entendida y sabia afición.

 Agustín Castellanos Martínez, hay que tomar conciencia de ello, fue un torero categorizado en plazas de toros de primera categoría, como Madrid y Bilbao por sus grandes hazañas.

¡Bravo! Por “El Puri», por su solidaridad con quién merecía tener en su poder ese preciado galardón que lleva grabado el nombre del mejor de los toreros: Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete» y que de manera legal y justa, debió ser conquistado por el diestro de Chiva por su excelente actuación en nuestra feria de mayo 2017. Quizá mereció por parte del jurado un tratamiento más justo a la hora de valorar sus muchos méritos, puestos a contribución esa tarde para que en el momento de emitir el fallo, hubiese salido elegido Enrique Ponce, como ganador de tan preciado galardón. Somos conscientes que los trofeos y más este que lleva el nombre de tan grandioso torero, “Manolete», no hay que

regalarlo, hay que entregarlo en justicia, y más cuando un hombre ha estado inmenso toda la tarde. Para qué? Para que pueda ser creíble, y no parezca que la reunión del jurado es una cena de hermandad, donde el Presidente hace y deshace a su modo y capricho….

Córdoba y su afición tienen que sentirse satisfechos y muy orgullosos de que esa reivindicación venga de un torero que en su época fue modelo de pundonor y valentía.

¡Gracias maestro “Puri»! Mi respeto y admiración van con usted.

    Antonio Rodríguez Salido

Compositor y letrista

Escalera del Éxito 176