Hay algo muy clásico en el toreo de de El Juli. No en ese sentido manido  que define  y engloba el toreo estándar, sino Clásico con mayúsculas. El clasicismo de un maestro capaz de generar emociones y caldear el ambiente y que, no obstante, sigue tocando fibras sensibles. Mereció la pena verle en tarde de manifiesto, de reivindicación de una Fiesta privada de libertad, de ovaciones sentidas y ¡vivas! emocionantes.

 

Y  explico las razones de un triunfo cantado: por el soporte de un toreo basado en lo fundamental, y el contundente manejo de una espada que fulmina.

 

 El Juli lo hizo todo muy despacio con su majestuoso capote y templada muleta. Quitó con unos lances invertidos al muy noble y flojo segundo que encandilaron al público, e inicio faena por arriba derecho como un  junco. Alargó embestidas, ligó muletazos diestros sin demasiadas apreturas, y muy al final llegó el toreo, despacio, muy despacio, primero a derecha y después a izquierda. En tan reducido tiempo final el madrileño se empleó a fondo para mostrar su enorme capacidad  para expresar su toreo. Su Clásico toreo. Con mayúsculas. La estocada de las que hacen historia. Dos orejas.

 

 Con el flojo quinto quiso pero no pudo. La faena no pasó de correcta. Poco con la derecha y más entonado con la izquierda, aunque el trazo siguiera el camino hacia fuera. Tras estocada baja le hicieron saludar.

 

 Miguel Ángel Perera volvió a mostrar como hacer el toreo. Su toreo. El de la quietud pasmosa y el arrimón que asusta. Aunque hoy lo hiciese con un toro noble y escaso de fuerza, el tercero de Ana María Bohórquez,  que no provocaba ni una pizca de emoción. Perera templó el muletazo,  lo hilvanó con el siguiente y lo remató con buenos pases de pecho. Igual lo hizo al natural, uno a uno, despacio, pero todo muy desajustado. Una estocada de efecto rápido provocó el delirio en la gente que, motivadas, movieron pañuelos. Dos orejas. Pero de distinto calado a las anteriores.

 

 El sexto lo devolvieron tras partirse un cuerno al rematar en el burladero. El sobrero de Santiago Domécq fue noble pero sin clase en sus embestidas. Perera prologó faena con las zapatillas clavadas en el albero. Cuatro por arriba que llegaron de inamediato a los tendidos. Después muy poco, casi nada, pese al arrimón. Mató mal.

 

 Sin renunciar a esa enorme pompa que solemniza lo que hace, Morante toreó a la verónica con ritmo y cadencia. Lo hizo con el primero,  el noble aunque muy flojo toro de Ana María Bohórquez, y lo hizo con el brusco cuarto de Santiago Domecq,  al que le esculpió una media de arte efímero.  Tras el prólogo de unos sencillos, aunque mandones,  pases por alto, se sucedieron una cadena de excelsos derechazos en una sesión con  cortes debido a flojedad del toro. Fue una faena de detalles de derecha, aunque atractiva, no tan aterciopelada como otras. Final para confirmar con adornos y desplantes el talento de quien impone su toreo como referencia del arte. Con el incomodo cuarto no estuvo a gusto. Sólo la media tuvo carácter antológico. Con la espada muy mal.

 

 

HUELVA (Domingo, 1 de agosto)

 

2ª Feria de Colombinas / Corrida de toros

 

TOROS: Se han lidiado toros de Santiago Domecq y Ana María Bohórquez (1º y 3º) muy nobles primero, segundo y tercero, aunque flojos; incomodo el cuarto, inválido el quinto y noble aunque sin clase el sexto.

 

ESPADAS: -Morante de la Puebla, de azul y oro, oreja y ovación tras aviso.

-El Juli, de azul y oro, dos orejas y saludos.

-Miguel Ángel Perera, de verde y oro, dos orejas y saludos tras aviso.

 

INCIDENCIAS: Saludaron en banderillas Juan Sierra  y Guillermo Barbero.

 

INCIDENCIAS: Más de tres cuartos de plaza. El periodista Carlos Herrera leyó un manifiesto reivindicativo de la Fiesta. La ovación, al inicio y final, fue de las que hacen historia.