Pues nada, que al parecer todo va a seguir igual. Es decir, continuaremos esta veloz arrancada de largo, que con tanta enjundia hemos emprendido hacia la mediocridad y la decadencia. Las últimas noticias son para aflojar los empastes y provocar colitis nerviosa. Es un hecho, alguien quiere acabar con el toreo en México. Digan ustedes si no es cierto lo que afirmo. Para largar trapo aquí tienen la primera: “Continúa la empresa de Miguel Alemán al frente de la Plaza México”. Lo pueden ver en cualquier portal taurino.

Se confirma lo que sabíamos, que el bravucón del doctor Herrerías era un subordinado de Miguel Alemán. Ahora, ha tenido que renunciar al puesto. Rafael Herrerías, si no fue lo que la afición quiso, por lo menos, fue un empleado leal, eficiente y un buen empresario. Sí, tal como lo leen y no le pegó al porro, escribí buen empresario y lo fue, aunque no, un buen aficionado. Veamos, cada temporada logró la renovación total del derecho de apartado. Vender eso lo convierte en el Gerente de Ventas del Siglo. Ni los agentes de seguros ni los vendedores de billetes de lotería logran alcanzar ese presupuesto de ventas a cambio de brindar nada. Asimismo, a él debemos la celebración de la corrida del Aniversario que cada cinco de febrero causa tanta expectativa como decepción. A su favor, también, se suman una sarta de oportunidades a toreros y ganaderías. ¿Que no dio fechas?. Bueno, sí, a algunos, pero a otros, miren ustedes, oportunidades en serio y en serie hubo para Armillita IV, Ignacio Garibay, El Payo, Arturo Macías, Juan Pablo Sánchez, Diego Silveti, Arturo Saldivar, Mario Aguilar, la carga de caballería de rejoneadores, y otros. Cosa diferente es que ellos se hayan ido en blanco o que cortaran orejitas a novillos insulsos por faenas intrascendentes a las que nadie dio ninguna importancia. Del mismo modo, van los proveedores de esos toritos suaves con estampa de novillos: Xajay, Teófilo Gómez, Bernaldo de Quiroz, Marrón… A fin de cuentas, el hecho es que el doctor Herrerías se va y la afición quedará en las mismas.

La segunda noticia: que Othón Ortega se hará cargo de la administración de Armillita IV. Asusta lo que la nota dice entre renglones. El torero de la dinastía seguirá matando erales cepillados de puntas en festejos anunciados como corridas de toros, sólo que a partir de esta gestión lo hará mucho más seguido. Othón Ortega está relacionado y sabe hacer su trabajo. Es un gran apoderado y consigue sus objetivos, los que por supuesto, son diferentes a los de la afición. Es que -pasa muchas veces- lo que para unos es un rito, para otros es un negocio.

La tercera: se escucha el runrún de que vuelve Eloy Cavazos. Mientras lees la nota sonríes, porque piensas en la nostalgia que sentirá el matador y te imaginas que le apetece vestirse de corto para un festival, pero, poco a poco, se te va helando la sonrisa. Dice el reportaje que el diestro de Guadalupe está sometido a una gran preparación, tanto en México como en España, porque se especula que se vestirá de luces para celebrar en San Luis Potosí los cincuenta años de alternativa. Luego, el torrente crece debido a que el reportaje advierte que podría reaparecer junto con el maestro Rincón, para juntos matar una corrida en Monterrey. Por supuesto, no faltarán las peñas de bobos que estén celebrando lo que se aproxima. Aunque las notas afirman que sólo se trata de especulaciones, el que firma este artículo también especula, imaginando los erales que pasarán por toros y el recomienzo del jaleo cavacista.

Con estas noticias, uno contiene el aliento y siente como si estuviera viendo la película Viernes trece, en el momento de la cinta en el que crees que Whitney y Clay, los chicos que después de pasar mucho miedo y un sinnúmero de peripecias, ya se han librado de Jason el asesino que ha acabado con sus compañeros, éste resurge del lago -dándote un susto que te cagas- y atrapa nuevamente a la jovencita. Así está la afición de México, cuando creíamos que de unas ya estábamos salvados, pues no, vuelve la taquicardia, el terror se reanuda y deja para continuar la saga. A seguir sufriendo con los nervios crispados. Mucho de lo que pasa en nuestro México es como el argumento de Viernes trece, ni más ni menos.

 

 

 

José Antonio Luna Alarcón
ProfesorCultura y Arte Taurino
UPAEP
Puebla, México