De corazón madrileño, pues en Madrid vio la luz, se enamoró de Soria y ejerce de soriano, de esa maravillosa tierra que festeja a San Juan, rinde culto a San Saturio y vive prendada de la palabra de Antonio Machado. El profesor Sánchez Dragó, académicamente, ha ejercido en todo el mundo. Ayudante, lector y profesor de lengua en Italia, Japón, Marruecos, Jordania, etc., director de cursos, profesor de historia de la novela, de literatura e historia de España. Nombrar los países donde ha ejercido su docencia sería un curso de geografía mundial. Premios de todo tipo a sus quehaceres en radio, televisión, prensa y revistas.

Ensayista, novelista y, si no crítico, sí comentarista taurino. Y muy bueno. No en vano le fue otorgado el premio ondas en 1979. Quién no recuerda sus escritos, recorriendo ferias taurinas, en Diario 16, allá por los ochenta. Valiente en sus comentarios, no le temblaba la pluma para desvelar sus predilectos: Bienvenida, Paula, Romero, Antoñete…, o para decir lo que nadie se atrevía: de otras figuras

de aquellos momentos.

Fernando, querido y admirado por la mayoría –y envidiado por unos cuantos, por su valor al decir las cosas con sabiduría pero sin pedantería.