Nace en Alamosa, Colorado, cuyos antepasados llegaron a Nueva España desde España en 1598, aprendió a respetar y querer su cultura y raíces españolas, valorando la historia de los primeros españoles en los Estados Unidos. Cursó sus estudios en California, casado con Doña Cayetana García, que también desciende de los primeros pobladores de Nuevo México.

El 2 de abril de 1998, el Presidente Clinton anunció su intención de nombrar al Sr. Romero, Embajador de Estados Unidos en España. El 1 de junio, lo nombró también Embajador en el Principado de Andorra. Fue confirmado por el Senado de los Estados Unidos como Embajador en España y Principado de Andorra el 23 de junio de 1998.

El Sr. Romero, durante su estancia en España ha recibido numerosos premios y reconocimientos entre los cuales destacamos:
– El día 21 de marzo de 2001, D. Edward Romero es condecorado por el Rey de España Don Juan Carlos I con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.
Una de las aficiones más importantes del Sr. Embajador son las corridas de toros, teniendo grandes amistados con ganaderos, empresarios, toreros…
– El 18 de marzo de 2001, la Embajada de Estados Unidos en España, abrió sus puertas a la Fiesta de los Toros. El acto consistió en la entrega del premio al triunfador de la Corrida de Primavera de Brihuega (Guadalajara) a Julián López “El Juli”, galardón que recibió de manos de D. Edward Romero, quien se manifestó gran aficionado y seguidor suyo.
El torero, que llegó acompañado de sus padres y su apoderado el Sr. Lozano, respondió largamente al brindis. Y aprovechó para dar una sorpresa al Embajador y que fue como un Doctorado Taurino. El Juli abrió despacio un paquete que le entregaron sus padres y dijo: “Tenga usted, Sr. Embajador. Le regalo mi capote de brega, usado y con el que, además, confirmé mi alternativa en Madrid”.

El Embajador Romero, lo recogió emocionado y aseguró que viajaría con él en valija diplomática hasta su casa de Nuevo México, y que ahí ocuparía un lugar de honor entre sus recuerdos entrañables de España.

A continuación el Embajador con su aire de noble español del Virreinato, aseguraba emocionado: “ha sido como si me hubieran dado la alternativa”.

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