Serrano madrileño, de Galapagar. Casi, con toda seguridad, el pueblo más conocido en el mundo taurino. Estudiante en Galapagar, en Santa María la Real de Nieva y en el Colegio del Padre Claret en Segovia; después se hizo Ingeniero Técnico Agrónomo, pero siempre con un ojo en la ganadería, que es lo que le gusta. La ganadería de su padre Adolfo, y de sus tíos Victorino y Venancio. Luego, cuando vino el reparto entre ellos, Adolfo se hace cargo de la suya actual que entonces pertenecía a la asociación, es decir, lo que llamaban de Segunda. Comienza el trabajo y el 31 de mayo de 1998 toma la antigüedad en Madrid con una corrida de mucho temperamento, encastada, genio y movilidad, lo que le depara un buen triunfo de cara al futuro. Cuatro toros ovacionados en el arrastre y dos que le dieron el sabor picante de toda corrida de toros «de verdad». Sus lidiadores: «El Fundi», Miguel Rodríguez y Óscar Higares. A partir de ahí, la ganadería de Adolfo Martín es insustituible en Las Ventas, tanto en otoño como en la Feria de San Isidro. Y Adolfo, un hombre feliz siempre, menos cuando lidia, está al tanto de todo; si los toros han comido, han bebido y si han dormido. Un ejemplo de ganadero escrupuloso. Por todo esto, Adolfo, no tienes más remedio que aceptar esta Escalera del Éxito que te has ganado con los años, y que yo tengo el honor en nombre de la Fundación de hacerte entrega.