Comparando las estadísticas  del Calendario Taurino Venezolano del año 2013 con lo que va del 2014, en cuanto a corridas de toros y novilladas con o sin picadores, que se han dado a lo largo y ancho del territorio nacional, en plazas de toros de primera, segunda y tercera categoría, el resultado es por demás preocupante en grado extremo, no cabe duda que por el camino que vamos, con todo lo que representa el tener que aceptarlo, la Fiesta Brava en Venezuela, va más allá del cuidado intensivo, su permanencia está color de hormiga.

Cansos de decirlo y escribirlo. La Fiesta Brava Venezolana, ha ido en franco detrimento y culpables, todos, sin excepción alguna. Nadie pone su grano de arena para fortalecerla, como debe ser, cada quien anda por su lado, enguerrillados, dando puñaladas traperas por doquier, defendiendo sus propios intereses, lo menos que les ha importado, es el bien de nuestra Fiesta Brava.

Ante este fatídico panorama, se hace necesario, un gran consenso nacional taurino en Venezuela, en el que todos se sienten a trabajar, unificar esfuerzos, voluntades, para evitar de cara al nuevo año que se avecina, que la Fiesta Brava siga en el letargo, marasmo en que se encuentra, se vaya en picada y para luego es tarde.

Consenso Nacional Taurino, urgente y necesario si se quiere la permanencia de la Fiesta Brava en Venezuela.

Eso sí, no para darse figurones, de lo que ya estamos acostumbrados a observar, cuando se trata de la defensa y fortaleza de lo taurino venezolano; todo el mundo, habla, opina, recomienda, propone y al final de cuenta, seguimos en lo mismo, pura paja, perdonen la expresión.

Tienen que sentarse, taurinos venezolanos, más rápida que inmediatamente, abrir bien los ojos, sopesar la realidad que se tiene por delante; deben hacerlo todos los sectores por igual, sin distingos de clase y posición, aficionados, toreros, gremios, empresarios, ganaderos, autoridades del turismo, gobierno público y municipal. La Fiesta Brava lo está pidiendo, exigiendo, desde hace años y ahora mucho más, en esta difícil coyuntura socio económica política cultural, que se afronta y se confronta en Venezuela y de la que lo taurino no escapa.

Hay que trabajar unidos, sacar a la Fiesta Brava del cuidado intensivo en que se encuentra, del marasmo y letargo que la está consumiendo poco a poco, con la anuencia de todos los taurinos y en sus efectos, las Comisiones Taurinas deben abocase a la reforma de los caducos retardatarios Reglamentos Municipales Taurinos y por qué no, llevarlo a un Reglamento Taurino Nacional; los Empresarios revisar conscientemente su accionar gerencial; los Ganaderos de Lidia refrescar sus vientres, limpiar los desechos de sus dehesas que deslastran en las ferias taurinas y el gobierno nacional apoyarlos, protegerlos, evitar desaparezcan, toda vez que han contribuido al progreso socio económico del país, generan empleos directos e indirectos y aún lo hacen, con todo y dificultades propias, de una crisis económica que no ve luz al fondo del túnel.

No se deben olvidar, las Escuelas Taurinas que existen en Venezuela, que funcionan a trancas y a mochas, sin un claro diseño curricular, la debida atención y formación de sus alumnos, a pesar del encomiable esfuerzo que hacen sus Maestros Instructores, trabajando con las uñas, a la buena de dios y de uno que otro que les da apoyo.

La Fiesta Brava en Venezuela, a lo largo de su historia y gloria, ha sido factor predominante en el desarrollo económico turístico de una población, ciudad, Estado, en el interior del país, pero va del tumbo al tambo, transitando por un gran puente colgante, que si no le ponemos el cuidado requerido, cederá pronto y el abismo en el que caerá será muy profundo, por lo que taurinos venezolanos, sin excepción alguna, el Consenso Nacional Taurino es urgente y necesario ya, no para darse figurón sino para trabajar, sin interés de por medio, como debe ser, darle a La Fiesta de Los Toros, el lugar, importancia y gloria de otrora años, la que se merece en la Venezuela de hoy, del futuro y olé.

Imagen: José Mª Fresneda Moreno