En vísperas de que la temporada taurina comience en la plaza de Madrid, varias corridas se han dado ya en varias plazas con motivo de fiestas y ferias, como en Valencia está desarrollándose los festejos de las Fallas. Pero como estamos en el inicio de la temporada y ya hemos padecido corridas de temporadas anteriores del siglo XXI, debemos hacer reflexiones sobre el toreo que vamos a presenciar con arreglo a lo ya visto en temporadas anteriores de esta centuria que vivimos. Lo que nos han ofrecido la torería andante es muy variado y no de mucho destacar. De momento hemos recibido exposiciones propagandísticas sobre corridas contratadas de toreros que les gusta presumir de que ya tienen bastantes contratas, ahora tendrán que demostrar si han merecido esos contratos o no. También hay plantes toreros ante la empresa de la Maestranza de Sevilla, que no sabemos quién tiene razón. Los aficionados lo que quieren o exigen es el toreo auténtico, el toreo clásico, el toreo de verdad, no el toreo ventajista y la suerte de matar con arreglo a los cánones, además del toro con casta y poder.

El toreo tiene unas normas clásicas: “parar, templar y mandar”. Citar cruzado en la cara del toro, no fuera de cacho y adelantar la muleta plana cruzada en la cara, nada de con el pico y sacar el muletazo para fuera y rematar el pase igual, sin ligar el próximo pase. El pase de pecho debe ser de cabeza a rabo, no iniciado descolocado y sacar la muleta por los costillares.

Y la suerte de matar ejecutarla como mandan los cánones, o sea centrarse en la cara y montar la espada a la altura del corbatín y en corto y por derecho, arrancar jugando la muleta baja hacia el hocico del toro para que humille y tras clavar marcar de dar salida a la izquierda.

¿Verdad, José Ignacio Uceda Leal, que haces tú la suerte de matar jugando con autenticidad muleta y estoque como lo que eres un auténtico maestro?

No como suelen hacer otros, yéndose fuera, llevándose la muleta como si fuera una toalla, tapando la cara al toro y clavando bajo y trasero.

No se debe consentir este desbarajuste de realización de la fundamental suerte de matar, que si será importante que siempre se le ha llamado “La Suerte Suprema”.

Los aficionados que no deben de olvidar estos momentos del toreo que lo hacen perfecto y auténtico, tienen que exigir estas normas para que no nos quieran timar. Así los toreros tienen que mantener la autenticidad y ser figuras por derecho propio, demostrando que torean con la verdad y son toreros no engañosos, manteniéndose en la mentira de la publicidad.

Mantengamos la verdad de la fiesta y quien nos quiera engañar con cuento y publicidad, que se vaya de los ruedos.

Hasta pronto, que ya la afición madrileña vamos a oír sonar el clarín el próximo domingo 23. Que Dios reparta suerte.

 

 

José Julio García

Decano de la Crítica Taurina

Periodista – Escritor 

Escalera del Éxito 103