Dos toreros distintos y la vez complementarios, que llevaron el peso de la temporada, con estilos muy definidos y diferentes entre sí pero claramente contrastados. “El Rubi” es un matador con 23 años de alternativa, triunfando con regularidad en todas las plazas del país, llevando la fiesta a los más recónditos lugares, con esfuerzo y dedicación. Conquistar 30 orejas y 1 rabo en 14 corridas es señal de que a pesar del paso del tiempo la constancia y dedicación tienen sus frutos. Cagua, Cumaná, Turmero, Zaraza, Calabozo, San Felipe, San Juan de los Morros, Puerto Ordaz, Mamporal, Chaguarama, Vargas y Rio Chico fueron las poblaciones donde “El Rubi” cortó las orejas y siguió llenando de méritos su extensa hoja de servicios como matador de toros.

César Vanegas ha escalado un peldaño en su transformación como torero, en un año clave en su carrera profesional, triunfando con la regularidad de un péndulo en tardes de compromiso. No importa si es una plaza chica o una feria de primera, Vanegas da la cara con total honradez, siempre valiente y ahora en un plan ascendente. Lo mismo triunfó en Mérida, Tovar, Valencia y Maracaibo que en Cumaná, Aguasay, San Fernando de Apure, Puerto Ordaz, La Grita, Tariba, Vargas, Zea y Santa Rita.

Se puede deducir entonces que César Vanegas está en pleno proceso de madurez, mejorando su forma de torear, conservando intacto ese valor del que siempre ha hecho gala pero ahora con sapiencia, inteligencia y oficio. Joven y con futuro, de seguir por esta línea llegará lejos, en un país que anhela ídolos taurinos, toreros capaces de ilusionar a las masas.

Manuel Medina “El Rubi” y César Vanegas han demostrado que si tenemos diestros capaces de soportar el peso de la campaña, solo falta un poco de imaginación en las empresas para mover los hilos de la promoción de la fiesta, ya que si se lleva al gran público los méritos y éxitos de nuestros matadores podemos darle brillo al espectáculo taurino.