Gamero Cívico, ganadero que quizás fue de todos los que compraron a Parladé el que mantuvo el fenotipo de toro del ganadero sevillano en más pureza, tan sólo un pequeño núcleo de ganaderías quedan en la actualidad descendientes de la rama Gamero, como pueden ser además de Samuel Flores, Clairac, Hernández Barrera o Javier Molina.

La tercera parte de la ganadería saavedreña que en su día tiene en su poder la viuda de Murube y que tras ir a parar a manos de sus hijos Joaquín y Felipe, este último vende su parte a un ganadero tan importante como Eduardo Ibarra, al que quizás no se ha hecho excesiva justicia, pues en el fondo Femando Parladé compra a Ibarra, el cual tras tener en su poder la ganadería veinte años logró hacer un tipo de toro idóneo para el toreo de la época y de él derivan más del 90% de los encastes actuales. La mitad se la vende a Parladé y la otra mitad a Manuel Fernández Peña que seguidamente la vendería al Conde de Santa Coloma. El último ganadero importante que compra a Parladé en 1914 es Luis Gamero Cívico, que debuta en Madrid como ganadero el 10 de mayo de 1915, lidiándole la corrida Joselito y Belmonte, Luis Gamero fallece en 1921, heredando sus hijos, Luis, Manuel, José y Juana, los cuales a su vez venden cuatro lotes a los hermanos Blanco, Ernesto y Manuel, a Samuel Flores y a Lamamie de Clairac; las dos parte de los hermanos Blanco irían a parar a manos de Domingo Ortega y su cuñado Clemente Tassara. Una parte que quedaría en poder de los Gamero sería vendida en 1941 a Juan Guardiola Fantoni, ganadería actualmente en manos de Félix Hernández Barrera.

 

Este encaste pasa por ser el más genuino de la línea Ibarra-Parladé el que en pureza mantiene un tipo de toro muy ibarreño, propio a Samuel Flores. Animales anchos de sienes con cabeza en forma de trapecio invertido y perfil recto, encornaduras gruesas en la cepa y astifinos en la punta, muy desarrolladas, dándose bastantes acapachados y bizcos, debido a las grandes encornaduras, detalle que se puede observar fundamentalmente en muchos ejemplares de esta ganadería. Suelen verse ejemplares badanudos, largos y bajos de agujas, hondos y aleonados, de cuello medio y buen morrillo, tronco ancho, manos cortas y gruesas con pezuñas grandes y de cola gruesa y larga de pelos negros, dándose bastante el castaño y colorao, así como algún chorrreado. Son animales fríos de salida, característica muy ibarreña, y Samuel Flores se ha quedado en la actualidad como el principal, por no decir el único estandarte de una procedencia que, por desgracia, en sus castas más importantes no se encuentran en el mejor momento.

 

La finca “El Palomar”, donde pastan los toros de saca de los dos hierros de la casa, ha sido siempre un paraje muy vinculado a la caza y conserva además una singular colección de trofeos con ejemplares de extraordinaria variedad que fueron reportados de numerosas expediciones de caza mayor.