Por Jorge Arturo Díaz Reyes – Del toro al Infinito
Esta feria que cerraba y abría el año taurino en el mundo. Que daba catorce festejos continuos (sin contar los de preferia), extendiendo su abono a Reyes y Luces (nocturna). Esta, la pródiga que cobraba menos por las entradas y pagaba más por toros y toreros en Colombia. La esforzada en su autogestión generosa y benefactora. La que vendía su aforo completo desde febrero; diez meses antes, sin anunciar carteles, pues su prestigio garantizaba que pasara lo que pasara siempre serían lujosos.
Esta postinera, que fue un Potosí empresarial, al que peregrinaron con sus tauromaquias todos los legendarios lidiadores de las anteriores seis décadas y media, contando la última, la del acoso bárbaro.
Esta, celebrante y pletórica, que llegó a ser parangonada con Pamplona, inicia mañana la temporada más breve de su historia. La número 66, que debería ser la 67 de no haber sido interrumpida en el 2020 por la pandemia. Más corta incluso que la inaugural (1957-58), la cual, como la primera de San Isidro en Las Ventas tuvo solo cinco corridas.
Esta feria torera, que alumbró la otra feria, la loca, la ebria, la salsómana, la disoluta y mala hija cuyos perdularios le niegan la madre. Hoy, recogida, culta, digna y ferviente, agrupa sus ritos, feligresía y devoción en Cañaveralejo, su templo. Dirigida (tercer año consecutivo) por el decidido turolense Alberto García.
Así resiste Cali, junto con Manizales como únicas ferias sobrevivientes de la temporada grande colombiana. Esa que no hace tanto, cortejada incluso por los políticos que ahora quieren matarla, iba plena, desde Bogotá, capital nacional, a las departamentales: MedellínCartagenaPopayánIbaguéBucaramangaArmenia… Para no mencionar las muchas de provincia.
Prueba de fe serán las cuatro corridas a partir del martes 26, tres de toros y una de novillos. A estas no vendrá como otrora la primera línea torera del momento (Morante, Roca Rey, Luque, Manzanares, Castella…), ni los estetas en moda (Juan Ortega, Pablo Aguado…), ni los retadores (Ginés Marín, Tomás Ruffo, Isaac Fonseca…), ni los…, bueno, para qué seguir, si solo hubo puesto para nueve:
Joselito Adame, primer espada de México, quien alternará con el aguerrido valenciano Román y el fino paisa Juan de Castilla, frente a toros de Salento (Santacoloma-Murube) el miércoles 27.
El veterano maestro caleño Luis Bolívar, un “inopinado” Alejandro Talavante, segundo del escalafón, y el triunfador de la feria pasada Emilio de Justo. Ante toros de Vistahermosa (Santacoloma puro) el 28, cumpleaños de la plaza.
Cierran, el ahora surrealista Antonio Ferrera, el impetuoso Manuel Escribano y Luis Miguel Castrillón, local por adopción y alternativa, con los históricos de Mondoñedo (Contreras) conocidos en la monumental desde su triunfal temporada inicial.
Claro, irá primero mañana, decía, la novillada de Juan Bernardo Caicedo (Domecq) para: el ubateño Anderson Sánchez felizmente descubierto aquí en 2021. Repitiendo, Felipe Miguel Negret hijo del antes empresario de la Santamaría de Bogotá, y debutando el aragonés Cristiano Torres de quien dijo Antonio Lorca en el País de Madrid el día de su debut allí: “Uno que viene a hacerse rico”.
Cuatro solemnes ritos que, frente al azaroso futuro del culto y el negocio en Colombia, están en obligación de suplir con calidad la cantidad perdida. Verdad. Es vital. OneToro los transmitirá por televisión en directo al mundo.