Actuaron en lidia ordinaria en una mano a mano entre Antonio Barrera y el venezolano Alexander Guillen y además el rejoneador merideño José Luis Rodríguez que lidió dos toros de la misma ganadería seleccionados previamente para rejones. Hubo algo más de media entrada, con una tarde fresca y ambiente lleno de aburrimiento en los tendidos.

José Luis Rodríguez

El rejoneador merideño que reaparecía ente el público tovareño estuvo bien en ambos toros. Con su primero fue poco lo que pudo logran ante astado que manseó desde su salida, a pesar del esfuerzo que hizo el joven caballero dejó solamente dos rejones de castigo y en banderillas  se lució dejando que su sobresaliente Rafael Martínez lo despachara,  recibiendo un recado presidencial. Con su segundo un lucero de bonita estampa, también fue poco lo que pudo sacarle, aunque el ejemplar le dejó  colocar buenas banderillas, hasta seis.  Pero con el rejón de muerte por el poco recorrido le pinchó en varias oportunidades. Lo que fue emotivo fue la despedida en los medios del anillo de su caballo estrella “Ocaso”, al  que desensilló y con el que dio una torerísima vuelta al ruedo.

Antonio Barrera

El torero sevillano que había actuado en Tovar en anterior oportunidad tuvo un primero manso con poco recorrido parado y gazapón al que comenzó la faena muleteril bajándole la mano tratando de buscar una embestida franca sin lograrlo, lo brindó a su amigo Manuel Calderón, pero todo quedó en un simple compromiso. Con el quinto un toro que seguramente tendría buena nota para la ganadería y que  fue peleón en el  caballo, con la muleta le permitió al experimentado torero darle varias tandas de buen gusto y calidad tanto por la derecha como por la izquierda, faena que fue a más y musicalizada, y dejó un espadazo caído pero de efecto fulminante, para que le premiaran con dos orejas.

Alexander Guillen

EL joven torero venezolano no las tuvo todas a favor, con su primero un astado que le presentó problemas y muy mal picado fue poco lo que logró, parecía un turista más de la feria… se paró pronto por lo que lo despidió recibiendo calidad palmas. Con el último del festejo, este fue el más manso del encierro, un toro de bonita estampa que fue bien al caballo, con tumbo,  pero que cuando se debería emplear se rajó, tuvo que abreviar y dejar solamente muchas ganas de buscar triunfo. 

 

 

     Desde Tovar (Venezuela), crónica de Jorge Cepeda