Cuanto por unas u otras razones o causas ataquen la Fiesta de los Toros, hay que explicarles que la antigua caza de los animales por los hombres primitivos para su manutención fue el principio del toreo. Ya en aquellas épocas la variedad animal era mansa, dócil, pero también la había brava, rebelde al ser cazada, como el uro, antecedente del toro bravo de lidia, y traído a la Península por los iberos. Cuando se acercaban a un ejemplar de estos, se les arrancaba y se veían en la necesidad de esquivarlo o darle una larga cambiada con algunas de las pieles que vestían para librarse de la acometida. Cuando descubrieron que llevándolo a una empalizada, allí encerrado era más fácil atraparlo, lo repitieron y entonces se agolpaba gente alrededor del vallado y así se estaba iniciando el espectáculo taurino, que a través de los tiempos ha llegado perfeccionándose en las acciones y las formas hasta la actualidad.

Por otra parte, tenemos los juegos de Creta, que nos llegaron a través del Mediterráneo, en los cuales, dedicados al dios Tauro, participaban hombres y mujeres con ejercicios de habilidad para esquivar la embestida de los astados. Y desde la Antigüedad hasta nuestros días, la humanidad se ha alimentado con carne sacrificando animales, y de todos estos, solo al toro se le da la oportunidad de morir atacando, luciendo su bravura y poderío. Muere cara a cara y hasta hiere o mata, culminada su gloriosa casta.

Y respecto a las heridas de los puyazos y banderillas, ha de advertirse que las heridas en caliente no duelen hasta que se enfrían, y en veinte minutos que dura la lidia el toro no siente dolor. Cuantos critican, atacan y quisieran acabar con el bello y artístico espectáculo taurino, cantado por poetas, plasmado por ilustres pintores y musicado por grandes compositores, personas de delicada aptitud, se entiende que son personas resentidas contra lo español por razones varias, no por sensibilidad, pues la humanidad necesita de tratos éticos y atenciones que no se atienden o se atacan brutalmente.

 

 

 

jose julio.jpg           José Julio García

Decano de los críticos taurinos de España