Juan regresó a los ruedos en 1.953 para proseguir una carrera inconclusa, sin definir y por supuesto sin haber dicho la última palabra en las plazas de toros. Nos encontramos en el restaurante del hotel donde velaba recuerdos y meditaba el compromiso que adquiriría a partir del día siguiente, 24 de Abril de 1.955 que tomaba su alternativa. La Barcelona taurina estaba radiante, otro Bienvenida, el pequeño de la Dinastía, entraba en la historia para unirse a sus dos hermanos en la cima del toreo. Posiblemente esta fue la última entrevista de novillero. El cartel era de máxima expectación, César Girón sería el padrino, «Pedrés» testigo y los toros de la ganadería de Sepúlveda de Yeltes. El acontecimiento se había hecho esperar, nueve años en el escalafón novilleril.

 

– Que prefiere que le llamen, ¿Juan o Juanito?

 

– Juan, aunque más frecuente me dicen Juanito, será por ser el pequeño de mis hermanos.

 

– Parece que está muy tranquilo a pesar de lo que le espera mañana.

 

– No siento inquietud por el paso que voy a dar. En todo caso una enorme responsabilidad obligada por el nombre.

 

– ¿Quien le ha aconsejado que se doctore?

 

– Creo que la persona que más ha influido ha sido mi apoderado, el señor Pardal.

 

– Y tu padre, ¿que dice de esto?.

 

– No opina, dice que ya soy mayor y puedo hacer lo que quiera. No le he consultado, creo que no lo admitiría. Pero si creo en mi más que nunca.

 

– Y, ¿alguien más?.

 

– No, mi apoderado y dos o tres amigos. Lo importante es que he recuperado la ilusión que había perdido tiempo atrás. He vencido la presión que me hacía salir agotado a la plaza. Lo que no puede ser es seguir de novillero.

 

– Juan, ¿que se considera más, un torero madrileño o sevillano?

 

– Sin duda soy de Sevilla. Aunque me hubiera gustado tomar mi alternativa en Madrid con mis hermanos, Pepe y Antonio de compañeros. Ha sido imposible por los compromisos que tenían contratados.

 

– Su carrera ha sido larga, se ha hecho esperar su alternativa.

 

. Si, demasiado larga. Las cornadas y al remate el servicio militar han supuesto un freno, sino llevaría cuatro años de matador de toros.

 

– ¿Le pesa el nombre?

 

– Más el apellido. De no ser un Bienvenida quizás todo hubiera sido más sencillo. De un torero de Dinastía como yo, el público espera que sea excepcional en todos los tercios.

 

En banderillas me encuentro muy a gusto pero lo que prefiero es la muleta que es lo que mejor hago. La espada sigue siendo la asignatura pendiente. Todavía sufro recordando el suspenso de Las Ventas del año 49. A pesar de todo, los aficionados se portaron de manera maravillosa aquella tarde, comprendieron mi esfuerzo aún estando un poco «verde».

 

– ¿Se considera mayor para la alternativa?.

 

– Tengo veinticinco años y ya conoce el dicho, «el toro de cinco y el torero de …» Espero que sea una premonición.

 

– Con tanto tiempo, ¿ha ganado suficiente en el toro?.

 

– Estoy nivelado en pérdidas y ganancias. En poco necesitaré algo más, porque voy a crear un hogar.

 

– ¿Es madrileña su futura?.

 

– No, de Pamplona. La conocí en la placita del jardín de casa y fue un flechazo.

 

– ¿Como es Juan Bienvenida?

 

– Sencillo, y normal. Pero como torero … soy Bienvenida.

 

Se nos une su apoderado con la propuesta para torear en la Feria de Abril de Sevilla y la confirmación en la temporada próxima. Madrid espera la reválida obligada para satisfacción personal y catapulta como matador de toros. Que Dios haya completado todas las ilusiones de este hombre bueno.