Antonio Cañero Baena, nace en Córdoba el día 1 de enero de 1885, en la casa número 31 de la calle Osario.

Hijo de un comandante del Cuerpo de Equitación Militar, pronto tuvo afición por el mundo de los caballos. Siendo oficial del ejército (capitán, en 1913), comenzó a participar en festivales benéficos, produciéndose su debut con público el 14 de octubre de 1921.

En 1924, pese a sufrir dos cogidas, llega a participar en 60 corridas de toros, y en 1925 es presentado en París, donde obtiene gran éxito. En 1926 se presenta en Portugal y al año siguiente lo hace en varios países de Latinoamérica como Venezuela, Perú o México.

En 1929 participa en 10 corridas en España y tras otras tantas en Venezuela y Perú, dejó de torear con asiduidad, retirándose oficialmente de los ruedos en el año 1936,

DEL CAMPO A LA PLAZA

Ante la historia del toreo, los datos nos tienen acostumbrados a demostrarnos, que cuando ésta carece de figuras, tiene aspectos de pobreza artística y poco ambiente popular, es decir carece del hecho <<crear afición>> salta al redondel un nombre con aires, para darle de nuevo esa vitalidad que toda fiesta necesita, y que es el seguimiento popular.


 El aire que trae el nombre, hará que la fiesta se fije en el personaje, con todo lo que trae encima, que siempre traerá en su tauromaquia algo nuevo y revolucionario, para que el publico le siga y de nuevo la  fiesta tome fuerza.

 La fiesta andaba un poco de crisis por falta de lidiadores con autoridad, estando necesitada de variedad necesaria para se un espectáculo lucido y variado. El momento no pudo ser mas oportuno, porque la variedad y el espectáculo lucido y además nuevo lo trajo don Antonio Cañero, un cordobés  que doma potros para el Ejercito, y le rendia culto al animal que más quería como era el caballo. Gustándole de correr toros en el campo, practicar el acoso y derribo y participar en faenas ecuestres a campo abierto.

Don Antonio, con su experiencia a campo abierto, y su gran afición a los toros, debió pensar que algo nuevo podría llevar él a las plazas de toros. Aquellas lujosas jacas con sillas regias, sueltan todos aquellos arreos y toma la silla vaquera, ya tenemos en la fiesta algo variado de loque venia siendo, como lo que quiere es torear, no hay toros para el rejoneador y toros para los espadas de a pie. Cañero era un matador más, y por ello sorteaba con los matadores.

Retrato a Pastel  Antonio Cañero: Autor José Luis Cuevas

CAPRICHO DEL CIELO

Que tiene Córdoba mía

para el arte del toreo

que pareces elegida

por un capricho del cielo,

será que lo quiso dios.

Es tanta y tanta la gloria

que dio tu gente del toro

las paginas de tu historia.

y hasta en el rejoneo

brilla un mito en los albores 

fue don Antonio Cañero

maestro de los que aprendieron

los buenos rejoneadores

                                     Domingo Echebarria

CÓRDOBA ES TIERRA DE MUCHA VERDAD. La colocación del toro es fundamental para torear para salir bien del embroque y para arrimarse lo mas posible al astado, sin faltar a todo ello lo fundamental: Torería. Fundamentalmente es hacer la lidia clásica en poco terreno, los terrenos propios son los medios, pero tiene gran valor sacar a un toro manso, cerrado en tablas.  Nos encontramos con un militar sobrado de valor conocedor de los terrenos y de los secretos de la lidia, inteligente y artista con mucho temple en su magisterio de domar caballos, con una tremenda afición por las corridas y no menos personalidad, su nombre don Antonio Cañero.


CÓRDOBA TUVO QUE SER. Ningún torero a caballo antes que don Antonio echo pie a tierra para enfrentarse y rematar a su enemigo, lo hizo Cañero porque lo suyo era torear con la muleta y el estoque. La Ciudad de la Mezquita, culta, sabia y torera dio luz a un joven caballero, que, con el paso de los años se convertiría en el amo del toreo a caballo. Todo ello producto de su gran afición a la fiesta de los toros, desde muy temprana edad sintió el gusanillo de ponerse ante la cara de reses bravas. Es su gran dominio sobre el caballo, de ahí el regusto de poner pie a tierra, para verle la cara mas cerca la cara de los toros.
Fue una época donde la historia del toreo sufrió muchas convulsiones y tragedias, no olvidemos las de Joselito, Granero y Francisco de los Reyes. También el mundo político se vio inmenso en monarquía  dictadura y guerra civil, quiérase o no fueron acontecimientos que pusieron las cosas difíciles en nuestro país. A pesar de todo ello, el joven cordobés seguía triunfando por los ruedos españoles de manera apoteósica, hasta tal punto de que su nombre era todo un símbolo en la fiesta de los toros.

Tuvo además la suerte de contar con una cuadra de caballos bien domados y toreros, destacando su <<BORDO>>, que les bastaron un par de años para hacerse el amo de los ruedos. Verle lidiar con aquella hermosa cabalgadura era todo un espectáculo nunca visto, al reunir una belleza y cualidades para la lidia, desconocida hasta la fecha. caballo y caballero se encontraron en un arte al que le dieron un sello propio, ambos aportaron lo suyo para que con el complemento del toro, se crearan verdaderas esculturas toreras de un nuevo sol naciente como era la tauromaquia de Cañero.

Tuvo un fuerte carácter dentro y fuera de la plaza, como nadie es profeta en su tierra, a pesar de darle gloria a la ciudad que le vio nacer, sus méritos quedaron un tanto olvidados.  José Luis de Córdoba, decía con motivo del homenaje en el 40 aniversario de su muerte, en el diario <<CORDOBA>>: <<Don Antonio Cañero hubiera merecido algo mas. Córdoba, su tierra, lo es deudora, por distintos conceptos, de eterna gratitud>>:

 <<LA BORDÓ>>

Bordó ¿Se puede escribir la Tauromaquia de Cañero sin hacer una detenida reflexión sobre el nombre de esta jaca torera?

Nadie podrá dudar de la categoría torera y profesional del rejoneador do Antonio Cañero, pero en su carrera artística el nombre de <<Bordó>> es definitivo para la realización suprema de su obra artística. Todos los rejoneadores han tenido su caballo preferido, al que han depositado más confianza y el más querido, ni mejor ni peor que el resto de la cuadra, el más querido, el de más valor, el de más corazón y el que mas han visto mas torero.

Su raza era anglo-árabe, capona y colina de capa castaña, tres alba, como podemos comprobar en las fotos que de ella publicamos. Su cabeza y cuatro cascos disecados están en el Museo Taurino Municipal de Córdoba. Don Gregorio Corrochano, nos dice en << Teoría de las corridas de toros>>: Una tarde en Córdoba, resbaló y cayó, quedando el jinete en posición descubierta, peligrosa frente al toro, El toro iba al derribado rejoneador y entonces la jaca se levantó, arrolló a Cañero y se llevó al toro.


Su muerte se produjo en una tierra también de grandes toreros a caballo. Cañero había toreado en Lisboa, notando que el caballo se había encontrado un poco indispuesto, dejándolo en Portugal para no aventurar la salud de la <<Bordó>>. Hay versiones donde se dice que la jaca fue asesinada, metiéndole una aguja de hacer punto entre las costillas, lo que perforó el pulmón y le hizo sufrir una dolorosa agonía. También se dice que la noticia la recibió den Antonio en la plaza de toros de Cartagena en una tarde que debía torear. Los cascos y su cabeza disecados donados por la esposa de don Antonio Cañero,  tras la muerte del cordobés, su viuda Doña María Morales Vida. Ahí están en el Museo Municipal de Córdoba.Don Antonio puso la comida y la <<Bordó>> puso el postre para que el banquete torero fuese saboreado por los ruedos toreros.

 TOROS EN PUNTAS

Realidad palpitante tiene don Antonio Cañero, al entender que la fiesta de los toros es un bello espectáculo, donde el hombre pone en juego su vida ante un enemigo como es el toro, que a la vez se convierte en colaborador necesario para que la obra de arte pueda realizarse.

Y don Antonio Cañero salta al ruedo con toda la verdad de su tauromaquia, y como esta tauromaquia viene del campo donde la verdad en las actuaciones de sus hijos es algo sagrado e intocable, el artista afronta a los toros con <<todas sus verdades>> que tiene el campo. Nada de embolar a los toros como era costumbre en su época, por parte de los rejoneadores portugueses, y menos todavía tocar la integridad de las puntas de los toros.

Es mas, tiene tanta confianza en su tauromaquia que incluso el ir montado a caballo es una ventaja con el resto de los matadores de a pie, debía pensarlo Cañero, porque no sólo se conformaba con entrar en sorteo con ellos, sino que, cuando de las reses a sortear había alguna con mas trapío y pitones las solicitaba para él, aliviando los lotes de los matadores.

 TORERO PIE A TIERRA

 Ya por el año 1915 toreó en Córdoba una corrida benéfica, la cual fue fué dirigida por Joselito el <<Gallo>>; de dicha corrida podrán ver a Cañero descabellando a su enemigo socorrido por Joselito. En cuantas ocasiones tuvo Cañero, participó en festivales y corridas benéficas aproximadamente hasta el año 1921. Lo cual le hizo conocer las suertes del toreo y sobre todo adiestrarse con la espada para matar los toros estupendamente en todo lo alto. Su gran afición se demuestra cómo pie a tierra está con garbo ante unos toros de tremendos pitones, algo que nunca le asustó a este genial torero.

CABALLERO INSIGNE

 Cañero primer caballero  

del arte del rejoneo.

Cordobés tenia que ser 

para sellar la certeza

que la tierra cordobesa

es la cuna del toreo.

Enseñó al mundo entero

cómo vestir de campero,

en una feria de mayo

como vestir de torero

desde las espuelas al sombrero

a la silla de un caballo.

Que certero en los rejones

pie a tierra fue el primero

y antes de su empaque torero

se quitaba el sombrero

los mejores matadores.

Primer Hermano Mayor

de su hermandad rociera.

Hizo a Córdoba romera

marcándole los caminos

que va siempre en primavera

seguimos los peregrinos.

Fue devoto de la Virgen,

de su rocío romero

y a ella quiero pedirle

por el gran rejoneador;

por el caballero insigne

que en gloria lo tenga dios

                        Domingo Echevarría


Mi caballo piafa

cuando salta a la plaza,

sus ollares dilata

cuando el peligro avanza.

  Mi caballo torero

me hace decirle te quiero;

por su entrega y salero

¡vivan los caballos toreros¡

Por Córdoba la Sultana

se pasea un caballero,

señor con porte torero

de apellido Cañero.

 <<Lagartijo>>, el primero

<<Guerrita>>, el segundo

<<Manolete>>, el tercero

Cañero, Califa del rejoneo,

 Con su <<Torda<< y <<Bordó>>

muchos triunfos cosechó

vistiendo el traje camper o

con señorío y valor

                          Paco Laguna

UNA CORRIDA PARA LA HISTORIA

Valor histórico tienen los datos que vamos a detallar, de la ultima corrida celebrada en la vieja plaza de toros de Madrid, para ello acudamos al semanario <<EL RUEDO>>, de fecha 31 de octubre del año 1946.

<<En pleito diversos ganaderos con la Empresa madrileña, y divididos aquellos con la constitución de tres sociedades tituladas Unión de criadores de Toro de Lidis, Asociación de Ganaderos de Toros Bravos y Asociación de Ganaderos de Toros de Lidia-disidente ésta de las primeras- se anunciaron seis toros salmantinos de don Ángel Sánchez y Sánchez, para ser lidiados por Marcial Lalande, Joaquín Rodríguez, Cagancho y Rafael Vega de los Reyes.


Para ser rejoneados como preludio de la corrida, por el caballero cordobés don Antonio Cañero, también se anunciaron dos toros del no asociado den Martin Martin.

Cuando a las tres y media de la tarde y a los compases del pasodoble, Marcial, eres el mas grande, cruzaron por ultima vez aquel ruedo los lidiadores, estalló una imponente ovación.

De los dos toros anunciados para rejones sólo se lidió el primero, <<Capuchino>>, porque don Antonio Cañero, después de rejonearle y banderillearle con toda brillantez en el empeño a pie resulto cogido al iniciar, frente al tendido I, la faena de muleta siendo el último artista que visito la enfermería de la vieja Plaza, donde le apreciaron un puntazo que le impidió continuar la lidia.

 POR QUIEN DOBLAN LAS CAMPANAS

Un veintiuno de febrero del año 1941, la Córdoba taurina se vistió de luto, había muerto Rafael Guerra <<Guerrita>>, el segundo Califa del Califato Taurino Cordobés. Un torero recio, poderoso y señorial era ya historia.  Triste coincidencia, otro veintiuno esta ves del año 1952 los cordobeses se preguntan ¿por que  doblan las campanas? Otro gran cordobés recio, dominador, lleno de vigor y genio, pasaba también a la historia, en tan señalado día para la tauromaquia cordobesa.

Cuando en esta ventosa mañana de febrero hemos llegado a la Huerta <<La Viñuela>>, nos parece que de un momento a otro vamos a ver salir la figura inconfundible del rejoneador cordobés don Antonio Cañero – corpulencia arrogante bajo la sombra del sombrero de ala- y que va a saludarnos con la afabilidad de otras veces, con esa sonrisa aúrea que era perenne en su semblante. Y es que su <<coche>> -también inconfundible-en el que él paseaba a diario por la ciudad, atrayendo las miradas de los que al respecto actual, la administración a la figura de antes estaba allí, a la misma puerta, acaso esperando dar al gran caballista un ultimo paseo que ya no podrá ser.

 Porque -realmente- don Antonio Cañero yace en la cama donde exaló el postrer suspiro, en la madrugada anterior. Ya está amortajado un sencillo traje de calle, de oscuro color- y ya le trasladan al ataúd un arca de caoba con herrajes de plata- . Córdoba tuvo el orgullo de que su nombre fuera llevado en triunfo, por toda España y  por el extranjero , por esta figura clásica, el único, el indiscutible primer rejoneador español, conocedor a fondo de los secretos a caballo maestría en la dona. El funeral por el eterno descanso del alma de Cañero, tuvo lugar  el 21 de febrero de 1952 a las once de la mañana, en la parroquia de San Lorenzo. Seguidamente recibió sepultura en el cementerio de San Rafael.

TEXTOS Y FOTOGRAFIAS EXTRÁIDOS DEL LIBRO DEL AUTOR PACO LAGUNA, TITULADO

TAUROMAQUIA DE CAÑERO

 POR: JOSELUIS CUEVAS