La primera vez que Lucía Bosé vio torear a Luis Miguel Dominguín fue en la plaza de toros de Jaén. El diestro atravesaba por uno de sus mejores momentos, y esa tarde, sabedor de que Lucía estaba en el tendido, salió dispuesto a armar el taco.

 

Pero las cosas no le rodaron bien y el público se enfadó con él más de la cuenta.

 

De mal genio y muy abatido llegó al hotel donde se había vestido. Al poco rato apareció Lucía con cara de haberse aburrido bastante; Luís Miguel no comentó la corrida, pero Lucía le dijo:

 

—¿ Y tú eres el número uno de los toreros? Pues como serán los demás…