Jesús Enrique Colombo despacio y con buena letra

Se siente en el ambiente, ambiente que ni se ha preparado y mucho menos organizado. El anuncio del mano a mano entre Manolo Vanegas y Jesús Enrique Colombo ha estallado en encontradas emociones en el aletargado ámbito de la fiesta de los toros en Venezuela.

Pocas veces esto ha ocurrido en Venezuela. Recuerdo dos, uno de forma casi imperceptible como fue el debut de El Diamante Negro luego de su brillante incursión por tierras ibéricas en aquellos días que el nombre de Venezuela tenía ruido de tierra exótica, perdida por aquellos trópicos donde florecían la fantasía de Julio Verne y de Conan Doyle, porque lo demás era el despertar, el amanecer del modernismo luego de haber vivido en las tinieblas de una terrible dictadura.

Luego fue cuando vino triunfador de España César Girón. En la escuela, donde el héroe en las tertulias de los recreos era Carrasquelito, se metió en ellas el nombre de César Girón.

Manolo Vanegas con un toro como ejemplo a los ganaderos

Más tarde la Fiesta de los toros creció, surgieron toreros magníficos, ganaderos importantes y escritores de pluma y criterio brillante convertidos en los notarios de los mejores momentos.

Hoy cuando el toreo en Venezuela se ha arrinconado y le llueven sentencias de muerte que cual lava volcánica vomitan las voces felices del anti taurinismo, hoy saltan dos toreros, un empresario y una afición que sí cree que el toreo en Venezuela vive y revive… Sólo se espera por la colaboración de los ganaderos.

La mesa está servida.