Novillada con matices ante medio aforo largo en el ruedo de Lunel. Thomas Joubert se implica de inmediato en el recibo capotero al primero que no desarrolló malas intenciones. Después de dos puyazos, el novillero de Arles se aplico a dar relieve a su trasteo, que fue construyendo sobre el pitón derecho de la res, el de mayor opción. Destacaron dos excelentes series a las que siguieron temerarias manoletinas. Remató el cabeza de cartel de una entera que fue definitiva.  (Oreja). El segundo de su lote mostró menos interés por el caballo de picar que por el capote del diestro que firmó un quite por chicuelinas acorde con la elegancia de su tauromaquia. Brindó a su progenitor para debutar con dos comprometidos cambiados. El novillo, más exigente que su hermano de lote le obligó a no bajar nunca la guardia y a cruzarse y citar con toques firmes. No dudar al astado fue la clave y Thomas Joubert supo dejarle ver solo muleta, planchada y templada, y así pudo exprimirlo al máximo, aunque el novillo le avisara en algunas ocasiones. Mató el diestro de entera y descabello, lo que le hizo perder el trofeo. (Ovación)

El primero de Mario Alcalde recobró brillo en la muleta cuando parecía venirse abajo después de acudir por dos veces al cite con la puya. Llegó con embestida larga pero punteó en exceso la muleta del diestro que se mostró distraído por momentos.  Corregido el error el torero se asentó por el derecho para dejar varios muletazos profundos y sentidos. A la postre fue por el pitón izquierdo que Alcalde cuajó lo mejor de su actuación firmando varios pasajes desmayados al natural. Acabó de pinchazo, estocada y descabello. (Ovación). Brindó su segundo al novillero de Arles Juan Leal para debutar entonado ante un buen novillo de generosa embestida. La faena tuvo momentos de hondura por el derecho que propició lo esencial del trasteo del diestro. Por el izquierdo se dejó sorprender en alguna ocasión. Mató recibiendo. (Ovación).

Alberto López Simón se las vio con el de Blohorn. Elegante e inspirado en un toreo de la impronta de Talavante  inició la faena con prometedores ayudados por alto. Sin precipitarse y cuidando cada detalle supo sacar partido de la dulce embestida que hacia surco por la arena e invitaba a un toreo de sentimiento. De un registro aparentemente más frío, las naturales de López Simón tuvieron en esta ocasión el sello de su ídolo. Acabó dominando por completo su adversario hasta el punto de realizar lo que se propusiera  ante él, y exponiendo hasta de rodillas para rematar las series. El público entregado empujó la espada para un desenlace espectacular. Dos orejas. Su capote tuvo enjundia en el que cerró plaza, recibiendo al novillo con fluidas verónicas hasta el centro del ruedo. Después de dos puyazos no pudo poner broche de oro a la tarde ante un novillo de noble pero sosa condición. Una entera le permitió cortar un nuevo apéndice.