Los toros de Montalvo por su flojedad arruinaron el festejo. Confirmación de alternativa del sevillano Esaú Fernández. Destacó la ortodoxia torera de Uceda Leal y su clasicismo estoqueador.
La Monumental madrileña presentó casi lleno, pues la terna de espadas José Ignacio Uceda Leal, David Mora y la confirmación de alternativa de Esaú Fernández tenía su atractivo.
Al final de paseíllo se guardó un minuto de silencio por el ganadero
Los toros de la ganadería salmantina de Montalvo, actual encaste Domecq Díez, por su falta de fuerza, doblando las manos y derrumbándose fallaron para la lidia llegaron al último tercio cortos de embestida rajándose. El segundo fue devuelto al corral y en su lugar salió un sobrero de Yerbabuena, encaste Domecq y Carlos Núñez que no mejoró el juego del que habían retirado los cabestros de Florito.
José Ignacio Uceda Leal es un ejemplo de buen torear, tiene clase, temple y finura de formas, le faltó toro y el compromiso no pudo llegar a más. Con el estoque dejó ver su máxima categoría de estoqueador con arreglo a los cánones clásicos, perfilado en el centro de la suerte y yéndose detrás de la espada con rectitud jugando la muleta al pitón izquierdo para que humille el toro y descubra la muerte, a la vez que le marca
David Mora que se muestra decidido con su clase torera aunque debe cruzarse más y presentar la muleta adelantada y planchada en vez de citar con el pico, entonces su toreo alcanzará altura y más categoría. Al saludar al tercero, bordó el toreo por verónicas, se lució en chicuelinas galleando para colocar al toro en suerte ante el caballo. Un toro flojo de remos que se quedó corto de arrancada y comenzó a derrotar. Se dobló de manos y se acostó, ya no hubo nada más que hacer que pasaportarlo. Lo logró de un pinchazo, pinchazo hondo y estocada. El quinto se quitó la vara de encima y sufrió una voltereta. El diestro porfió pero no encontró respuesta en el astado que dobló de una estocada ladeada.
Este trío de espadas mereció otros oponentes que sustanciasen las buenas condiciones toreras que poseen. Y tampoco el público y los aficionados merecían aguantar tales cornúpetas.
José
Decano de
Periodista – Escritor
Escalera del Éxito 103