Ante una modesta entrada en
El español Ruiz Manuel: Silencio y división tras aviso.
Miguel Ortas Miguelete: Silencio y abucheo tras aviso.
Detalles:
El banderillero Diego Martínez saludó en el tercio después de dos buenos pares de banderillas al tercero.
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Ha triunfado
El tercio de banderillas fue cubierto con sumo entusiasmo… un par al cuarteo, otro al violín en terrenos en extremo comprometidos, muy en corto, y uno más al sesgo; obligando al toro más de lo que podía dar, por lo que en el tercio final llegó exhausto, con apenas y algunas embestidas. Loable ha sido la actitud del torero, que en lugar de venirse a menos, se creció ante el reto que tenía frente a él, un toro que iba paso a paso consumando cada pase y así surgieron series, las dos primeras con la mano diestra, de encomiable valor, destacando uno en verdad intenso; y por el lado natural, dos tan sólo dos, pero magníficos. Fue lo único que pudo permitir el toro, breves series, en donde hubo un aguante inconmensurable.
El Chihuahua tenía que aguantar… sí, eso es innegable y ahí quedó demostrado, y sólo puede ocurrir esto, cuando el valor natural le da sustento al poder que obliga a estar ahí, sin moverse, estoico, inmutable. A pesar de que el toro hiciera varias paradas en su deslucido caminar, incluso, en las manoletinas que fueron el epílogo de la apasionada entrega del joven torero.
No obstante, hubo algo más en la comparecencia del torero norteño, que provocó conmover, en su primero… apareció el poder que en verdad avasalla y desquicia al cónclave. El poder del sentimiento que contagia a la asistencia de esa sensación que inunda al torero y vierte en el redondel en momentos de notable intencidad; por ello, tras lo expuesto y un gran… gran estoconazo, acabaría cortando merecido trofeo, ante la aprobación de todos, dando una vuelta triunfal, llevándose en el corazón… el reconocimiento del público del coso titular de México.
Con su segundo… no hay mucho que contar, bueno, no nos quedemos en las meras intenciones… otro ejemplar manso, pero con el que El Chihuahua estuvo extremadamente… asfixiantemente: bullidor.
¡No! Antonio, ese no es el camino, los toreros deben permitir que su espíritu dicte a través de la inspiración, sus creaciones artísticas para conmover y extasiar al público por la sinceridad expuesta, por la irrevatible verdad que les apoya, conduciéndolo a la sublime locura; no salir a divertir, como si se tratara de convencer a través de una escena de comicidad.
Ahí está justo la diferencia entre ir a entrenar e ir a ENSAYAR.
LOS ARTISTAS ENSAYAN… los demás entrenan. Y eso debe prevalecer en todo momento, para no extraviarse como ocurrió con su segundo.
Las cuestiones del espíritu que ennoblecen y trascienden, siempre deben estar por encima de las que aparecen para formar parte de la inoperante y vulgar frivolidad.
ANTONIO… No hay que desperdiciar todas las posibilidades en aras de lo más fácil, pero que de inmediato lleva al desolador olvido; sobre todo, cuando se tiene todo para realizar hazañas de mayor envergadura, y más, cuando se llega al coso mayor del mundo.
Ese tercio de banderillas tan más chabacano, un cuarteo a toro pasado, una banderilla que se deja aventada y con la otra que no quedó… ¡un improvisado violín fuera de cacho!; ha salvado el tercio, el último par que cuadró el torero en la cara del astado, pero…
¿Por qué desperdiciar a un buen prospecto en aras del vulgar y mal entendido mercantilismo?
Tras el brindis a don Carlos Valles, una faena bullidora, que no dijo nada, y no pasará por supuesto a la historia, y es donde un panorama que puede ser luminoso, pareciera perderse por momentos.
¿El Chihuahua tiene todo pare retomar el camino… para reconducir los procedimientos?
¡Por supuesto! Ni duda queda.
Apenas y empieza el camino, por lo que tiene todo… absolutamente todo, para conseguir escalar las cimas más altas, y conquistar el triunfo absoluto, sin embargo, todo… todo, está únicamente en él.
Sorprendidos… sí sorprendidos hemos visto a Ruiz Manuel, que si bien es cierto tuvo momentos brillantes con el que hizo segundo, le hemos visto con mayor contundencia en otras comparecencias. Estar correcto no dice mucho, y menos en él, que tiene tanto que dar, por ello quedó en deuda con los asiduos concurrentes y, se espera, que en su próxima comparecencia, se saque la espina que seguramente llevará clavada. En su segundo, después del brindis a su representante en México, Marcos Jiménez, estuvo nuevamente, bien, pero sentimos que pudo haber estado mejor, porque tiene toda la capacidad para lograrlo.
De Miguelete… qué cosas, tuvo un lote tan infumable, el peor de todos, y ya es un adecir. Y sentimos que no se dieron cuenta de ello, la gente que hizo acto de presencia en este festejo. Ya será en otra oportunidad, en donde muestre sus argumentos.
Para el próximo domingo
La empresa de
Toros de La Estancia para el español Pedro Gutiérrez Lorenzo El Capea, José Mauricio y la merecida repetición de Fermín Rivera nieto.