El sábado 22 de octubre nos llegó la noticia que me llenó de sentimiento, en el hospital Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid) había fallecido Antonio Chenel “Antoñete”, torero amigo desde
El padre de “Antoñete” y el hermano mayor, Paco, actuaban de monosabios y salían con el picador de turno. “Antoñete” que ya dejaba ver su estilo sublime de toreo de temple, pasado el tiempo decidió ser torero, podía haber sido futbolista, pues jugaba con clase en el pase y en el regate y muy valiente, nunca volvía la cara, aficionado madridista, cuánto le hubiera gustado jugar en el Real Madrid.
Pasa el tiempo y nos prueban en la ganadería de García Aleas de Colmenar Viejo, y en 1949 decide ser torero, se inicia toreando en la parte seria del espectáculo cómico-taurino de “Los Charros”, donde va formándose. El 10 de febrero de 1951 se presenta en
Don Pedro Balañá, el recordado empresario catalán le repite el 17 de septiembre en esta ocasión lidiando novillos de Garro y Díaz Guerra, entusiasma con su toreo de calidad y temple. Cierra la temporada con 13 novilladas y dejando un buen ganado cartel. En 1952, hace su presentación en Madrid un 5 de junio ante novillos de Nicasio López Navalón acompañado de Manuel Perea “Boni” y de
A finales de 1953, actúa en México sufriendo otro percance. En 1954, entre éxitos y percances ya tiene afianzada su personalidad torera de exquisito estilo. Se cambia de domicilio y se va a vivir en la calle de Bocangel, 16. Como buen católico y castizo madrileño sentía devoción por la Virgen de La Paloma, también su madre, que cuando toreaba acudía al templo donde se venera el cuadro que representa tal advocación de la Virgen que en Madrid se le profesaba tanto fervor.
La senda taurina de “Antoñete” cuenta con avatares triunfales y huesos rotos.
En 1966, el 15 de mayo, festividad de San Isidro, le toca en suerte el toro “Atrevido” de pelaje ensabanado de la ganadería jerezana de Orborne y el ámbito de la Monumental de Las Ventas se llena de entusiasmada emoción, faena de ensueño presidida por el temple, la elegancia en el además del torero y la elegancia en el juego de los trebejos toreros. Toreó a gusto, gustándose, gozando en cada pase de la noble embestida del toro que repetía con la cabeza humillada. Fue un prodigio de toreo. Entre triunfos y cornadas siente una baja de moral y abandona los ruedos en 1971.
El 7 de septiembre de 1975 en Madrid lidiaseis toros de las divisas de Sánchez Fabres, García Romero y Camaligera, decide dejar el toreo y le corta la coleta en el ruedo su cuñado Paco Parejo. Parecía que la decisión iba en serio, y alejado de los ruedos en 1977 decide ir a torear a América y vuelven los triunfos y la nostalgia torera.
Entonces coincide la reaparición del sevillano Manolo Vázquez que se había alejado de los ruedos en un momento bajo de ánimo y deja ver un torero decidido que entusiasma. Alternando el 22 de abril de 1981 en la Maestranza de Sevilla, toros de Don Carlos Núñez obtienen un gran triunfo.
El 7 de junio de 1981 comparece en Madrid con toros de Martín y Garzón y repite el triunfo de reaparición en Sevilla con Manolo Vázquez, sale en hombros por
Retirado de los ruedos, Manuel Molés le invita a colaborar en sus emisiones de radio, y ha colaborado también en las retransmisiones televisivas con comentarios oportunos de consumado profesional del toreo.
Hemos coincidido estos últimos años formando parte del jurado del Ayuntamiento y
Adiós sentido y emocionado al amigo de la infancia y grandioso torero paisano que tanto añoraremos su estilo de torero genial y su entrañable amistad.
José
Decano de
Periodista – Escritor
Escalera del Éxito 103