Fuente: AntolÃn Castro – Del Toro al Infinito

El ciclo de San Isidro y sus corridas especiales han dejado varias consideraciones, claves y también algunos clavos.
Por supuesto, lo más recordado será Morante y su puerta grande o, para mejor decir, el toreo de Morante de la Puebla en sus dos actuaciones. Muy por encima de las puertas grandes, en la primera corrida y la última, de Alejandro Talavante y Borja Jiménez, ambas discutidas por buena parte de la plaza y la crÃtica. Lo de Morante se valora por encima de la salida en hombros, evidentemente fue otra historia.
Dicho esto, las salidas en hombros, sabidas por todos, hubo otras actuaciones que dejaron huella, con orejas o sin ellas. A destacar con dos trofeos en tardes diferentes a Emilio de Justo, quien sin estar a la altura que se le conoce, al menos no quiso marcharse de vacÃo.
Con un trofeo cada uno tenemos a VÃctor Hernández, un joven que llamó la atención de todos; Uceda con su exquisito buen gusto; Isaac Fonseca por su valor a toda prueba; Rafa Serna dijo mucho habiendo toreado tan poco; Gómez del Pilar un héroe con la de Escolar; Pablo Aguado que pudo dejar su naturalidad en alto en el último de la tarde del mano a mano; Román quién con empeño y decisión puso al toro de su parte; Fernando Adrián un trofeo de sus tres tardes, si bien pudo alcanzar algún otro. Por último, hemos de citar a Roca Rey, que obtuvo una oreja a favor de obra cuando parecÃa que se irÃa de vacÃo.
Hemos de resaltar que hubo quien sin tocar ‘pelo’ dejó una de las mejores sensaciones de la feria. Fortes fue esa sorpresa que nos deparó el serial. Metido de rondón en una sola corrida, dejó mejor recuerdo que muchos de los que vinieron en plan de figuras o mejor tratados. Otros ya nombrados por obtener un trofeo (Hernández, Uceda, Fonseca, Serna, Gómez del Pilar) -es curiosa esta coincidencia- vinieron también una sola tarde, pero demostraron tener más méritos objetivos que quienes vinieron favorecidos por el sistema.
De las vueltas al ruedo habidas, vamos a destacar la emotiva de Fernando Robleño, última de una tarde suya en San Isidro. Otras de Alejandro Peñaranda, Juan de Castilla y David Galván, asà como otras con menos consenso de Castella y Ginés MarÃn.
Otro hecho muy llamativo que hay que destacar es -curiosa coincidencia también- que hayan sido por mayorÃa los toros de más kg. de cada tarde los que han mostrado más bravura dando mejor juego. Se habla más de la cuenta, una cantinela más, del tipo y del peso, despreciando siempre a los toros grandotes, los que rondan o pasan de 600 kg, como si fueran inútiles, cuando en la propia vida se demuestra que se puede ser buena gente pesando 60 o 95 kg. La condición de los seres vivos no viene dada por ser más gordo o flaco, esa condición se lleva dentro sin más.
El toro ‘Milhijas’ de Victorino para Borja pesó 594; el toro ‘Sacristán’ de J.P. Domecq para Morante pesó 605; ‘Calentito’ de Escolar para G. del Pilar pesó 656; ‘Brigadier’ de Pedraza para Fonseca pesó 667. A todos estos se les cortaron orejas y dos de ellos, ‘Milhijas’ y ‘Brigadier’, el de menos y el de más peso de los citados aquÃ, además, tuvieron el premio de la vuelta al ruedo. No quiero olvidarme tampoco de ‘Chivita’ de Aráuz de Robles al que toreó bien Fortes pero no mató, que pesaba 612 kg. Esto es algo que se suele pasar por alto y que viene a demostrar que no hay que establecer generalidades en nada. El toro bravo, con independencia de su peso, siempre es bienvenido.
Errante el palco durante todo el ciclo. Falta coherencia en casi todo y prueba de ello es que el trato no es igual para todo ni para todos. Las protestas por concesión o no de orejas casi siempre han sido acertadas. Si la mayorÃa de pañuelos concede la primera oreja se debe mantener siempre (mal el primer dÃa de Morante), pero si el criterio es a juicio del usÃa teniendo en cuenta la espada, eso es obligado para no conceder la segunda (mal el último dÃa con Borja).
De los novilleros hay que destacar a Aarón Palacio que cortó una merecida oreja y decir que la encerrona de Marco Pérez no fue para nada lo que pretendÃan quienes la programaron con tanto bombo. En las tardes de rejoneo Diego Ventura cortó una oreja cada dÃa, pero no obtuvo la habitual puerta grande. Mención especial fue que en una sola tarde se vieran cuatro saltos al callejón protagonizados por los toros de Los Espartales, lidiados en la segunda de rejones.
El serial, salvo lo histórico de Morante y la grata sorpresa de Fortes, ha sido pobre en general. Se han devuelto toros, pero no todos los que lo merecÃan. Y por cuanto a los llenos eso ha sucedido 16 veces. Llama la atención que siendo el total de abonados 17.536, haya habido una tarde con una entrada inferior, 16.687, la tarde en la que Fortes estuvo tan bien.
A este respecto, y teniendo en cuenta que los abonados no estaban obligados a sacar las entradas de tres tardes, concluimos que esa tarde de los toros de Aráuz de Robles, con Morenito de Aranda, que también estuvo a gran nivel, Fortes y Adrián de Torres, fue la que menos entradas vendió. Las siguientes en las que los abonados se abstuvieron fueron las de los toros de Escolar (17.219 espectadores, menos que abonados), con el triunfo de Gómez del Pilar y la de Pedraza de Yeltes (17.782 espectadores) con el triunfo de Fonseca. Tres tardes de éxitos. Se sospecha que no fueron los aficionados de verdad los ausentes, queda entonces claro que serÃan los llamados del clavel al no tener famosos y figuras en los carteles. ¡Menudo ojo y menuda afición!
Esperemos con estos datos, que son reales, que dejen de despreciar a buenos toreros, aunque sus nombres no les suenen tanto y también dejen de ‘criminalizar’ a los toros de los 600 kg. En ambos casos se ha visto que lo bueno, incluso lo mejor, puede estar, precisamente, cuando en el ruedo están ellos: Toros grandes y grandes Toreros.