Luis Francisco Esplá que fue recibido con una fuerte ovación por torear su corrida de despedida de la plaza de Madrid tuvo de salida un toro mirón que tardeó en entrar al caballo y no se empleó en la pelea en varas. Quite por chicuelinas del maestro de Alicante y tercio de banderillas con acierto y variedad, siendo aplaudido. El toro llega a la muleta blandeando de manos, probón, embiste con la cabeza baja y tira derrotes por el pitón derecho. Lo pasa de muleta con dominio de la situación el torero y lo  mata de pinchazo, estocada perpendicular casi entera, y remata con el descabello al tercer intento. El cuarto sale abanto y se va suelto de los capotes. Lo recoge con maestría. En varas empuja y aguanta el castigo el toro. Lo banderillea con buenas maneras y certeramente. Inicia la faena que brinda al público al hilo de las tablas por ayudados altos. Continúa doblándose por bajo y con torería y clasicismo sacando series ligadas de naturales de muleta baja con la embestida humillada del toro. Gran faena que tuvo el colofón de una estocada recibiendo, sonó un aviso y descabello a la segunda. Entre una apoteosis general el veterano diestro fue premiado con dos orejas y el toro, que fue un gran toro, con la vuelta al ruedo.

 

Morante de la Puebla que fue ovacionado en recuerdo a su triunfo en la feria de San Isidro se encontró con el segundo, un toro que se arrancaba por arreones. Lo lanceó perdiendo el capote en un derrote del toro que enganchaba las telas en la embestida. Se dejó pegar el astado y salió suelto en varas, llegando a la muleta con la boca abierta y poca fuerza. Lo trasteó sorteando los derrotes del toro, de embestida gazapona. Se lo quitó de delante de tres pinchazos y una estocada baja. Pitos al toro y bronca al diestro sevillano. El quinto se salía suelto y echaba la cara arriba enganchando los capotes. Se fue suelto en la primera vara y le pegaron bien en la segunda. Le brindó la faena a Esplá, y llegó un trasteo descolorido, enganchando el toro la muleta en cada pase. Echándose fuera dejó un bajonazo que fue suficiente. Pitos al toro y bronca al torero.

 

Sebastián Castella recibió al tercero que tomó el capote. El viento molestaba, lo hizo casi toda la tarde, descubriendo al diestro cuando lo colocaba en suerte ante el picador. Inició la faena sentado en el estribo y se salió a los medios con el astado. Al segundo pase lo desarmó por culpa del viento. El toro embestía pronto y con genio. Lo aguantó sin descomponerse pero el juego de la muleta se veía interrumpido por el aire que soplaba. Aguantó los arreones del toro, montó la espada y entrando con el brazo suelto dejó una casi entera, tres descabellos, sonó un aviso, se acostó el toro y remató el puntillero. El sexto, incierto de salida, se hizo con él. Derribo en la primera vara y toro que cumple en la segunda. Inició el diestro galo la faena citando de lejos en un pase por la espalda. Ligó otros en el centro del ruedo a un toro que acudía a la muleta con fijeza, rebrincado y enganchando la muleta. Mejoró la embestida por el derecho mientras que por el izquierdo cortaba el viaje y derrotaba. Con valor sereno no dejó de estar en la cara del toro Castella hasta que montó la espada y perfilado al hilo del pitón entró con el brazo suelto para dejar un pinchazo, sonó un aviso, y hubo un pinchazo sin soltar antes de la estocada definitiva.

 

La apoteosis general en homenaje a la torería de Luis Francisco Esplá culminó con la salida a hombros del maestro alicantino por la puerta Madrid de la monumental venteña.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Crónica de José Julio García

Decano de los críticos taurinos de España