El acto, que se ha celebrado en el Salón de Grados de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, ha congregado a un centenar de personas entre personalidades del mundo del toro y de la cultura, alumnos de esta y otras facultades, aficionados y amigos. Entre otros, destaca la presencia de Eduardo Miura, presidente de la Unión de Criadores de Toros de lidia, del matador de toros Salvador Cortés, y del presidente de la Fundación de Estudios Taurinos, Pedro Romero de Solís.

 

 

Juan María Pedró Simarro ha comenzado la presentación del libro con palabras de elogio para José Rufino. Ha destacado su valor y su destreza al trasladar algo tan complicado con “la cría y la selección del ganado bravo de una manera tan ilustrativa para la comprensión de los lectores”. Por su parte, el ganadero de Peñajara ha agradecido estas palabras y ha señalado que se trata de “una nueva experiencia pero no de la primera, puesto que se trata de su segundo libro”. Tanto Juan María Pedró Simarro como el ganadero de Peñajara han destacado que se trata de un libro imprescindible para “los amantes de la cría, selección, innovación, práctica y consumo del toro de lidia”.

 

Además del ganadero de Peñajara, José Rufino, del director de la Cátedra, Juan Carlos Gil y del encargado de presentar el libro, el veterinario Juan María Pedró Simarro, ha sido invitado a la mesa Eduardo Miura.

 

 

Conocer y seleccionar el ganado vacuno bravo de lidia.

                Autor: José Rufino Martín

                Editorial Visionnet, Madrid

 

Las potencialidades creativas del torero no serían posibles sin el pilar fundamental de la Fiesta: el toro bravo de lidia. Sin este mitológico animal nada de lo representado y vivido en el ruedo trascendería los límites de la lógica. En la Fiesta brava, este imponente animal ha sido el representante de la Naturaleza, seleccionado para verter su sangre germinal en la arena pública. Ejemplifica como ningún otro ser vivo, la nobleza impetuosa y la casta acometedora; el instinto de bravura moldeado por la mano inteligente del hombre; la fuerza virginal canalizada para seguir los engaños con prontitud y fijeza;  la dulzura en las embestidas para deslizarse rítmicamente por los capotes y muletas.

El ganadero, en tanto que experto conocedor de los entresijos de su oficio, engloba con su quehacer diario tanto al hombre como a la naturaleza. Su trabajo es una poesía epopéyica que se enfrenta al misterio de la bravura y también a las posibilidades de echar a perder ese sustento cultural que supone la ganadería brava en España. Se mueve en ese filo de la navaja inverosímil entre los deseos propios y lo que es conveniente para que su ganadería no deje de ser brava y de lidia.

El texto conjuga la investigación rigurosa, la experiencia, la imaginación, el buen gusto y la elegancia expositiva. Con todos estos mimbres el autor explica cómo se gesta la gran obra de arte: la selección científica del toro de lidia y bravo. Deshace prejuicios muy repetidos por los taurinos con una magnífica capacidad para razonar. José Rufino es valiente y aplica el sentido común. Por ello, rechaza sin miramientos todo lo que no se ha demostrado con datos aunque pertenezca a la tradición oral más acomodada de este mundo taurino tan repleto de paradojas.

Es un libro lúcido, con argumentaciones muy bien trabadas y de una inteligencia al alcance de muy pocos. Leídas con detenimiento, estas páginas propiciarán el apetito por la discusión taurina en el apartado referido a la selección del ganado. Hay apuestas fuertes y afirmaciones sorprendentes pero que abren una falla para esclarecer unos métodos y prácticas selectivos no verificados con ningún parámetro científico.

Una de las claves para comprender en profundidad el sentido último de este texto y sacarle el exquisito jugo que desprenden sus párrafos es asumir el contrapunto que supone ver cómo el ganadero debe tomar decisiones contrarias a sus intereses económicos. La recompensa es tener la mayor fiabilidad posible en el trabajo desempeñado. Lo que pretende esta obra es que el acierto o error en la selección no sea resultado del albur sino consecuencia de un conocimiento ganadero contrastado y aplicado con rigor. Sólo así se podrá garantizar el triunfo de los toreros y que los espectadores puedan seguir disfrutando con la suavidad del torero entremezclada e imponiéndose a la fuerza del toro, de la luz y la sombra, de la vertical inteligente y la horizontal descontrolada, de lo rectilíneo de lo apolíneo y lo curvado de lo dionisíaco… En definitiva, de la simbiosis estética de los contrarios.

Este libro es una magnífica prueba de la autocrítica que debe existir en todos los ámbitos culturales. Sólo así se podrá mejorar y beneficiar la selección de ese patrimonio cultural que es el toro bravo de lidia.