boina

El origen del sobrenombre de este torero cuyo nombre fue, Manuel Domínguez Campos tiene dos versiones: la primera, que el mote se lo puso Pedro Romero, maestro de una Escuela en Sevilla, quien dijo: ”este muchacho no tiene desperdicio”. Otra versión es que al sufrir una tremenda cornada en un ojo toreando en El Puerto, y vaciado su cuenca, se arrancó de la cara el colgajo, diciendo, “fuera desperdicios”

Este torero se puede decir, llevó una vida de novela. Estudió con los jesuitas y aprendió el oficio de sombrerero para después ingresar a la cuadrilla de Juan León, como torero, y quien le otorgara la alternativa en Zafra. Fue a torear a Montevideo y permaneció allí y en países de América, por un espacio de 17 años, donde se dice guerreó al servicio del general Rosas en Buenos Aires.

Fue hecho prisionero en 1852 para después lograr escapar, regresando a España volviendo a los ruedos.

Una penosa enfermedad lo hizo perder facultades pero a pesar de esto siguió toreando.

Se retiró de torero a la edad de 57 años, falleciendo en Sevilla, en el mes de abril, de 1886.

Torero de novela de singular apodo, Manuel Domínguez, Desperdicios, a quien recordamos en estas líneas.