Rafael Cerro ha sido el triunfador de la primera novillada del abono celebrada  en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. El extremeño ha cortado la única oreja de la tarde al primer novillo de su lote. Juan del Álamo ha sido ovacionado en el segundo de su lote, mientras que López Simón se ha ido de vacío.

 

Ficha:

Se han lidiado novillos de Juan Antonio Ruiz Román ‘Espartaco’, correctos de presentación y desiguales de comportamiento. Destacó el tercero.

Juan del Álamo, silencio tras aviso y ovación.

López Simón, silencio y silencio.

Rafael Cerro, una oreja y ovación tras dos avisos.

La plaza registró media entrada en tarde agradable con rachas de viento que molestaron a los toreros.

 

 

 

 

 

Comentario:

El extremeño Rafael Cerro ha conseguido los mejores momentos de la tarde frente al tercero de la tarde, un novillo algo soso al que Cerro ha sabido sacarle todo el partido que tenía. Ya desde el recibo de capa se le vio el aire a este astado. Rafael le recetó un ramillete de verónicas con mucho sabor. También estuvo bien con la capa en el quite por gaoneras muy ajustadas y rematadas con una media que realizó entre puyazos. Tras el brindis al público, comenzó la faena por la derecha consiguiendo una serie de cuatro muletazos que podrían haber sido más lucidas de no ser por las rachas de viento que molestaron al torero. Tuvo que mojar la muleta tras la segunda serie por la izquierda, por donde Cerro vio que el novillo iba mejor. Con la zurda se sucedieron naturales muy templados en los últimos compases de la faena. Se quedó enganchado por la taleguilla cuando entró a matar la primera vez por fortuna sin consecuencias. Este fue el pinchazo que precedió a la estocada con la que el animal cayó sin puntilla.

 

Con el sexto no tuvo tanta suerte. Éste fue un novillo con menos recorrido con el que Rafael Cerro no pudo construir faena. Lo intentó por ambos pitones, pero el animal parecía haberse pegado al piso. Insistió con fuerza por la derecha y logró que pasara, pero el novillo cabeceaba y se sucedieron los enganchones. Optó por matarlo rápido, aunque se encasquilló con los aceros y sonaron dos avisos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Juan del Álamo se presentaba  ante la afición sevillana. Poco pudo hacer con el primer novillo de su lote, un enemigo complicado que desde el primer muletazo salió suelto y buscó las tablas. Tuvo que ir a buscarlo y traérselo hasta los medios donde lo intentó por ambos pitones, incluso el novillo llegó a arrebatarle los trastos, pero no pudo conseguir nada porque cabeceaba al final de cada muletazo y estaba muy parado. Lo mató de pinchazo y estocada, tardó en caer y sonó el primer aviso.

 

Con el cuarto tampoco pudo hacer mucho. Éste fue un novillo complicado que humillaba y dio un par de volantines que mermaron aún más sus fuerzas. Tuvo que torearlo con la muleta a media altura y consiguió lucirse por el pitón derecho en una serie de muletazos ajustados rematados con un largo pase de pecho. Después de esa serie el novillo se quedó muy parado y tuvo poca trascendencia el circular de mérito que consiguió al final del trasteo. Mató de pinchazo y estocada y fue ovacionado.

 

El madrileño López Simón fue el que peor suerte tuvo en el sorteo. Tuvo que lidiar los dos novillos con menos fuerza del encierro de Espartaco. Con el segundo de la tarde, López Simón desarrolló la faena fundamentalmente por el pitón izquierdo, ya que por el derecho el novillo se metía por dentro. El novillero estuvo insistente y voluntarioso, pero el astado acudía rebrincado, se quedaba corto y el trasteo no alcanzó vuelo. Con el quinto hubo más de lo mismo. Éste fue un novillo muy astifino que le arrebató el capote en el recibo. Ya en la muleta, el madrileño lo citó de lejos rodillas en tierra en el centro del ruedo y le recetó una serie por la derecha de mucho mérito. Poco a poco el novillo se fue quedando sin gas y los muletazos se sucedieron sin transmisión. Su labor fue silenciada.