Hijo de Enrique Reyes “Niño de las monjas”, pundonoroso subalterno cordobés de la mitad del siglo pasado, nuestro personaje vivió en casa desde chiquito el ambiente taurino. Y hasta tal punto le embelesaba ver a su padre vestido de torero que bien pronto decidió ser como él. Pero, al contrario que su hermano Enrique, que soñaba con ser matador de toros, Oscar quiso ser, desde siempre, torero de plata. Lo tenía muy claro y aspiraba a ser un excelente subalterno porque le gustaban las banderillas y el capote y en casa tenía al mejor maestro.
Con dieciséis años se apunta a la escuela taurina de Córdoba y a ella asiste dos días a la semana a la salida del colegio. Oscar vivía para el toro y se entrenaba concienzudamente. Estaba obsesionado con que llegara la hora de debutar en público. Tras algunas salidas al campo a probarse ante las becerras, los profesores de la escuela taurina lo consideran preparado para torear y así, el 25 de julio de 1997, se viste por primera vez de torero en la plaza de Alcalá de Guadaira actuando a las órdenes del novillero cordobés Rafael Rosa.
Ese fue el comienzo de una carrera brillante que le ha permitido torear en todas las plazas de España, llevando actualmente catorce años de profesional, con un bagaje envidiable, habiendo superado el número de quinientas corridas de toros (cerca de veinte en las Ventas de Madrid, quince en
Pero a pesar de ser uno de los mejores subalternos que ha dado esta bendita tierra en los últimos años, la crisis del sector le ha puesto en guardia. Y como hombre prevenido vale por dos, se ha asegurado el futuro y desde el día cinco de julio forma parte, como interino, de la plantilla del Consorcio Provincial de Extinción de Incendios de Córdoba, dependiente de
No podemos confundir bombero-torero con torero-bombero, pues mientras el primero forma parte de un espectáculo bufo, el trabajo de nuestro personaje es de lo más serio y por su buen hacer ha actuado a las órdenes de José Luis Moreno,
La meticulosidad de la vida de Oscar, dedicado de lleno a sus dos profesiones, le lleva a tener anotados y perfectamente archivados todos los datos derivados de sus actuaciones taurinas desde que debutó. Así pues, tiene apuntados los pares de banderillas, los puntillazos y cualquier otro avatar que hubiera surgido cada tarde en su quehacer.
Este chico atlético ya no sube a las ermitas, como han hecho los toreros cordobeses durante décadas, y como también hacía su padre para mantenerse en forma. Ahora están los gimnasios con la última tecnología que le permiten una preparación mucho más completa. Tanto que compite en la modalidad de triatlón, habiéndolo hecho en Madrid, Sevilla y Marbella, entre otras localidades.
Estar en forma le facilitará andar con soltura en la cara del toro y afrontar con decisión y arrojo cualquier situación extrema que se le presente en su condición de bombero.-