Manolo Mejía concedió la sexta alternativa de su carrera y la primera en la Plaza México, en la tercera corrida de la temporada, la cual registro mejor entrada que las anteriores. Es una pena que la plaza más grande del mundo tenga tan poca asistencia. A Mejía le tocó a suertes el peor lote del festejo. Su primero fue “Diputado” de 490 kg., al que toreó con arte por chicuelinas. Banderilleó con el gusto que le caracteriza. Durante su labor muleteril, estuvo voluntarioso, ante un toro que no le permitió ligar faena. Mató de estocada delantera y al no caer el toro escuchó un aviso. Con su segundo, trató de agradar con el capote llevando al astado por navarras y decidió que no ameritaba banderillas de matador. Mostró mucha voluntad y empeño pero tuvo que abreviar. Ante la petición del público, regaló un ejemplar de Los Ébanos protestado desde su salida, un negro zaino cornicorto falto de presencia que no le permitió el lucimiento y todo quedó en palmas.

 

 

El alicantino José María Manzanares tuvo la suerte de lidiar a “Director” de 518 kg. que a diferencia del resto del encierro, fue de menos a más. Recibió a la verónica, muy torero, sintiéndose cómodo con el burel negro entrepelado. Durante su faena ligó tres series por derecha e hizo un cambio de mano. Una faena de mucho sentimiento, temple y profundidad, interpretando el toreo muy diferente al de su padre. En el primer viaje se fue en banda con la espada y posteriormente dio una certera estocada que le valió una oreja. Con el quinto de la tarde, castaño, de nombre “Pajarraco” y con 520 kg. de peso, decidió abreviar estando muy atinado con el acero por lo que le fue concedida una oreja.

 

 

El mexiquense Ernesto Javier Tapia “El Calita”, venía de una temporada novilleril en España, por lo que fue de los pocos privilegiados en recibir la alternativa en la plaza más importante de México. Recordemos que antes hicieron lo propio, Ángel Majano, Rodolfo Rodríguez “El Pana”, Jorge Gutiérrez y José Tomás, a quien veremos el próximo domingo. El toro de alternativa fue “Canastero”, No. 28, 453 kg., al que “El Calita” bregó con temple al centro del ruedo y decidió que se le diera poco castigo tras la casi invalidez del animal. Con la muleta, demostró el oficio adquirido en tierras ibéricas, por las características del toro inició su faena a media altura. Dejó ver derechazos templados y con mucha clase, y por el lado natural mostró largueza y profundidad. Recibió los primeros olés del festejo. Sin embargo todo cambió al pinchar y posteriormente descabellar sin suerte. Escuchó dos avisos y los elogios se convirtieron en abucheos. El segundo de su lote fue “Mi Sargento”, No. 43 con 520 kg., que al igual que sus hermanos, mostró debilidad ante un torero que se vio más asentado que con el que abrió plaza. Estoqueó al segundo intento siendo ovacionado en los tercios.