Estamos en plena temporada de festejos veraniegos y el mundo de los toros en Madrid no levanta cabeza. Dato y situación que se debiera analizar y corregir. Nosotros nos preguntamos preocupados por el futuro de la fiesta de los toros. En la actual se habla de la tauromaquia como hecho cultural y nos estamos cargando su existencia. Habría que investigar los motivos que ponen en riesgo la continuidad del espectáculo taurino de carácter cultural. No sea que veamos el esplendor todavía del pasado y no tengamos conciencia del futuro.

Había que conocer el funcionamiento de las escuelas taurinas, en qué manos están. Habría que advertir a los ganaderos de la importancia de mantener el encaste  y cuidado del ganado. Se ven exigidos por apoderados y toreros. Los empresarios deben de cuidar el prestigio de la fiesta en cuanto a la organización de carteles que no les impongan programaciones con nombres de toreros ventajistas y ganaderías de divisas facilonas y tener que aguantar a matadores que con ventaja se han cargado la forma de matar, en la forma con el brazo suelto y sin cruzarse en la suerte.

En cuanto a la plaza de Madrid, siempre se ha tratado con benevolencia al novillero debutante y se le ha repetido su estación pero porque se le ha visto algo destacado en él o prometedor. Se ha dejado ver con condiciones lidiadoras y se ha ganado su repetición. En la actualidad contratan a novilleros con poco oficio y placeados, que se les ve algo pero que están todavía poco formados. Algunos vienen con ventajas de los ventajistas en candelero, como es el citar fuera de la cara del novillo, con el pico de la muleta y a la hora de matar ¡de pena!, que diría un aficionado castizo. Imitando a ciertas llamadas figuras del escalafón taurino que se han cargado la suerte de matar yendo de cabeza a rabo, fuera de la suerte, o sea, fuera de cacho, pero que han aprovechado la ocasión y se van ricos de la fiesta. Han atacado con el brazo suelto sin jugar la muleta, que la llevan como una toalla y clavan el estoque de lado bajo o trasero ¡de pena!

Pues así seguimos una y otra ocasión y los chicos aprenden lo malo y asimismo los chinos también.

Los novilleros voluntariosos y con valor pero les falta oficio y en su hacer gustarse y sentirse. Si lo hicieran, evitarían ser vulgares pega pases. En la novillada de Madrid, el segundo domingo de julio, el día 14 se corrieron toros de la ganadería La Guadamilla, encaste Domecq Solís que pastan en tierra abulense de Arenas de San Pedro. Dieron cuenta de ellos, Tuyo Salguero de Badajoz, Mario Diéguez, sevillano de Coria del Río y Roberto Blanco, vallisoletano de Medina del Campo, los tres dejaron ver detalles que pueden llegar a más con más oportunidades. En uno y otro festejo suelen a decidirse a dar vuelta al ruedo como en esta ocasión Mario Diéguez, incluso los aficionados entusiastas que todavía ignoran bastante del toreo aunque lo hecho sea bueno, no saben apoyar con un olé lo que se hace pero al doblar el astado, entregados piden graciosamente la concesión de una oreja. Menos mal que la policía en el palco presidencial pone orden y mantiene el prestigio de la plaza.

Rogamos que se contrate para Madrid a toreros más hechos y a la afición que lleven a sus hijos y nietos. Hay que hacer aficionados y poner a la fiesta de los toros con el prestigio y dignidad que ha disfrutado en el siglo veinte.

 

 

 

José Julio García
Decano de la Crítica Taurina
Periodista – Escritor
Escalera del Éxito 103