Cierto que muchos en el mundo del toro, ofrecen una apariencia de inmaculados, de consumados defensores e impulsadores de la Fiesta Brava y lo menos que tienen, es verdadera afición taurina.

Las apariencias engañan en esto del toro, hay personajes de personajes que tienen una labia que deja perplejos al más pintado, resultan ser más peligrosos «que mono con hojilla», producen más daño que quienes adversan la Fiesta Brava y lo peor del caso, es que están dentro de ella..

Bien claro decían los de antaño «no se fíen del adulador, del que ríe sin haber motivo para la risa, del que se da de saberlo todo, del que se ufana de ser amigo de este y de aquel, del que te da palmaditas en la espalda cuando apenas lo están conociendo porque esos, son más traicioneros que perro echado».

Analizando friamente como anda lo del toro en Venezuela, no cabe duda que tenían razón, las apariencias engañan, hay quienes con «cara de inocentes» aparentan lo que no son, tal cual perro de guerra que deben ser deslastrados, a como de lugar de nuestra Fiesta Brava y por si acaso «al que le caiga el guante que se lo plante».