Los astados procedentes de las ganaderías de El Puerto de San Lorenzo, Vellosino, Montalvo, Valdefresno, Domingo Hernández y Sepúlveda han tenido diferentes comportamientos, aunque flojos en general y justitos de presentación.

 

Tras un minuto de silencio, Eduardo Gallo recibía de rodillas al primer astado de la tarde, el del Puerto, aunque flojo de remos y de justita presentación, el astado tuvo un comportamiento noble y permitió lucirse a un Eduardo que estuvo muy por encima del astado. El fallo con los aceros le privó de premio y su labor fue silenciada.

Con la salida del segundo, llegó la cruz de la tarde. Una inoportuna caída al tomar el olivo, hizo que Eduardo pasara a la enfermería donde una luxación le retiraría de tan esperada tarde. El sobresaliente Salvador Ruano se hizo cargo de la lidia paseando una generosa oreja, en un toreo de cercanías.

El segundo sobresaliente Enrique Martínez “Chapurra” saltó al ruedo con el tercero, un astado del Vellosino al que el diestro no supo cogerle el aire  en ningún momento, siendo silenciada su actuación.

Salvador Ruano cortó otra oreja al astifino toro de Valdefresno, al que cimentó una labor de varias series de naturales de mucho mérito. El público agradeció la entrega con una oreja con la que el torero aseguraba la puerta grande.

Chapurra echó en falta la práctica ante el Domingo Hernández que hizo quinto, un toro al que nunca entendió y al que le costó pasaportar.

Con la tarde hecha, Ruano se fue a portagayola para recibir al Sepúlveda que cerraba la corrida. Tras la comprometida suerte, el diestro recetó una larga cambiada de la que salió trompicado y fue volteado violentamente, recibiendo una cornada en el muslo derecho y teniendo que abandonar de manos de Miguel Abellán el ruedo de Guijuelo.

La lidia la continuó Chapurra, quien hizo picar en exceso al astado, llegando a entrar cuatro veces al caballo. En la muleta no se acopló a un oponente al que se le podía haber  sacado  algo más. Al entrar a matar resultó prendido de manera dramática, afortunadamente sin consecuencias graves para el torero, algo que el público agradeció con palmas al término del festejo.

 

 

                                              

 

Crónica de José Ignacio Aguado