Actualmente se habla del sitio del Retiro de Madrid y del Museo del Prado como candidatos a bienes culturales del patrimonio mundial de la UNESCO y se extiende una lista que se amplía con el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, el paisaje cultural de Aranjuez y la universidad y barrio histórico de Alcalá de Henares, la única ciudad patrimonio de la región. Nos viene a la memoria el gesto generoso del Gobierno francés de mayo de 2011 solicitando a la UNESCO el reconocimiento de patrimonio cultural a la fiesta de los toros, nuestra fiesta nacional. Mientras que hasta la fecha en España no se han hecho eco de tan estimable petición. El ministerio de educación en cuya responsabilidad se encuentra actualmente el desarrollo de la fiesta de los toros, traspasado del ministerio del interior. Todavía no se han visto hechos notables sobre lo taurino en general, solo han dejado que siga su curso. Cabe recordar que se considere la solicitud a del Gobierno francés y se plantee la adhesión a tal solicitud tan considerada. La fiesta de los toros, la fiesta nacional española tiene tantos años de antigüedad como la Península Ibérica. Cuando llegaron los iberos y después los celtas trajeron entre su grey animal, el uro, animal origen del toro de lidia español. Al cazarlo para su manutención los primeros pobladores de la península lo citaban y esquivaban con las pieles que también usaban para su vestimenta, pero resultaba muy trabajoso cogerlo y reducirlo entonces idearon montar una empalizada y así lo tenían en espacio más reducido. Al rededor del recinto se iba reuniendo gente

para ver los ejercicios de caza y dominio de las reses y sin otra importancia están surgiendo el espectáculo taurino.  Con el paso del tiempo fue tomando caracteres a caballo y a pie. Por el mismo tiempo se desarrollaban los juegos de Creta con toros. En los juegos de Zamora del siglo XIII se hace mención a la celebración de espectáculos taurinos en las Cantigas del Rey Alfonso X El Sabio también se encuentran citas del espectáculo de los toros lo que explica la antigüedad y continuidad de la práctica del toreo a caballo y a pie. En la época de los Reyes Católicos existe el rechazo de la reina Isabel por el espectáculo taurino. Durante el reinado de los Austrias el toreo a caballo principalmente lo practican los aristócratas auxiliados por sus criados peones o chulos que torean a pie y están puestos al quite. Ya en el siglo XVIII con la casa de Borbón en el trono de España, el primer rey de la nueva dinastía Felipe V no le gusta el espectáculo taurino acostumbrado a otras distracciones en la Francia de su abuelo Luis XIV. Entonces los aristócratas abandonan el toreo a caballo y toma auge el toreo a pie. Ronda y Sevilla son los focos taurinos más destacados, en la primera surge la familia de los Romero y en Sevilla existe una amplia nómina taurina. Pedro Romero, nieto del fundador de la dinastía rondeña es el primer coloso del toreo que va marcando estilo. En Sevilla más tarde entre otros aparece Joaquín Rodríguez «Costillares», inventor de la suerte de matar al volapié. El toreo va cogiendo perfección de estilo y maestría en la forma de lidiar con figuras destacadas como José Redondo » El Chiclanero», Curro Cuchares, Cayetano Sanz, Lagartijo, Frascuelo, Mazantini, El Espartero, Rafael Guerra «Guerrita», Antonio Fuentes, Machaquito, Ricardo Torres «Bombita», Rafale «El Gallo», Vicente Pastor, Rodolfo Gahona y llegó la llamada edad de oro del toreo con Joselito y Juan Belmonte. En 1920 tras la cogida mortal de Joselito en Talavera se abre otra etapa del toreo, «Edad de Plata» con Chicuelo, Marcial Lalanda, Domingo Ortega, Félix Rodríguez, Manolo y Pepe Bienvenida, Victoriano de la Serna, Curro Caro, Armillita, Lorenzo Garza, «El Estudiante» y tras la guerra civil española (1936-1939) aparecen en los ruedos Pepe Luis Vázquez, Manolete, El Andaluz, Carlos Arruza, Miguelín, Jaime Ostos, Antonio Bienvenida, Luis Miguel Dominguín, Antonio Ordóñez, Rafael Ortega, Juan Silveti, Manolo Vázquez, Julio Aparicio, Litri, César Girón, Pedrés, Diego Puerta, Juan Mondeño, Curro Romero, Paco Camino, El Viti, El Cordobés, Rafael de Paula, José Fuentes, Palomo Linares, Paquirri, Manolo Martínez, Ángel Teruel, Ruíz Miguel, Curro Vázquez, José María Manzanares, Niño de la Capea, José Ortega Cano, Julio Robles, Luis Francisco Esplá, Víctor Mendes,  Espartaco, César Rincón, Ángel Gómez Escorial, Ignacio Uceda Leal,  José Luis Cubero Yiyo, José Miguel Arroyo Joselito, El Fundi, y José Luis El Bote, que ponen colofón a la destacada torería del siglo XX, tiempo en que se ha perfeccionado el toreo bajo la ley del oro de parar, templar y mandar. Varios de ellos han marcado un arte, un modo de lidiar y de estoquear que rima con la perfección. Con todos estos antecedentes más lo relativo a la bravura, nobleza y poderío de los toros del campo español la fiesta nacional española ha sido admirada en Francia, Portugal y en los países hispano americanos.  Ha sido fuente de inspiración de pintores, escultores, autores de teatro, novela, y poesía. Ha interesado al cinematógrafo y además a músicos con el típico pasodoble taurino.

Esto es historia y realidad que caracteriza la fiesta de los toros y a quien corresponda en el ministerio de educación de atender sin falta la solicitud del Gobierno francés a la UNESCO respecto a la tauromaquia.

Esperamos que se realice sin demora en favor de nuestra fiesta nacional. 

 

 

José Julio García
Decano de la Crítica Taurina
Periodista – Escritor
Escalera del Éxito 103